El tabernáculo

La adoración es el acto de entregar lo más preciado, el mayor amor; es entregar la soberanía, la decisión de rendir las prioridades y el propósito de mi vida. El pueblo de Israel era llamado todos los días al santuario y entrenado en la adoración durante 40 años. El santuario ocupaba un lugar central en sus vidas, y comenzaban su día con la mirada puesta en él; cuando debían trasladarse de un lugar a otro, el Arca del pacto lo hacía primero. 

La adoración debe ocupar un lugar central en nuestra vida en el desierto. Dios desea que estemos en comunión con él, acercándonos a su santuario cada día, llenándonos de su presencia, de su Espíritu, de su personalidad, de su pensamiento y así cambiar al mundo por medio de su poder y su gloria que se refleja en nosotros. La estructura de todo el libro de Éxodo y el santuario nos muestran por igual el proceso de crecimiento a través de la adoración a Dios; por ello, sabemos que la vida de oración y de prestar oído a su voz se encuentra en las profundidades del Lugar Santísimo, y debemos acudir a ese lugar día tras día. Pues el crecimiento de fe consiste en pasar de la etapa de gracia a la etapa de comunión, y de la puerta de la salvación hacia la presencia del Señor. En el Lugar Santísimo es donde podemos experimentar la presencia de Dios y su gloria, pero recuerda siempre que entremos a la presencia de Dios ahí en el Lugar Santísimo. Dentro del arca del pacto encontraremos Maná, la vara de Aarón como símbolo de autoridad y las tablas del pacto como objetos que nos enseñan que Dios será siempre nuestro proveedor. También mi compromiso de vivir bajo obediencia a mi pastor, quien fue escogido por Dios como un líder espiritual, y por último, nuestra pasión de adorar a Dios con todo nuestro corazón y alma, así como amar a nuestros prójimos como a nosotros mismos.

Esperamos que este Plan lo haya animado. Explora otros recursos de Casa para Dios.