Al cuidado del pastor

Si buscamos y clamamos a Dios en medio de la dificultad, Él escucha y desciende, no siempre de forma directa. Muchas veces esto ocurre a través de un pastor que Dios estableció como una autoridad para cuidar de tu vida espiritual. Por ello la relación con el pastor es una forma en como Dios cuida y respalda tu vida; gracias a su consejería y dirección, es posible un mayor acercamiento con Dios. Debemos convertirnos en buenos siervos para poder presentar a Dios a todos aquellos que conozcamos. Los siervos no se forman fácilmente y pocos reciben el llamado; así como Moisés debió prepararse durante 80 años. También esta nueva generación debe hacerlo.

Durante el Caítulo 3 y Capítulo 11 podemos observar como Dios prepara a Moisés para liberar y sacar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto. En el proceso recibieron una preparación inicial que comprende desde un llamado, aceptación, señales, carácter, liderazgo, humillación e insultos, pero también a través de la búsqueda diaria y de constante intimidad con Dios, para que hablara a ellos y así ellos pudieran conocer la voluntad del Señor, qué es lo que ocurrirá y la manera en cómo debían accionar ante su plan. En este proceso de madurez espiritual, ¿qué sucede en el corazón de Moisés? Tal vez hubo incredulidad, falta de fe, cansancio, poco carácter, inseguridad, entre otros sentimientos y emociones que lo envolvieron, pero es este punto donde viene Dios a prepararlo y mostrar su poder después de someter a los dioses de los egipcios. ¿Cuántas veces se endureció el corazón del faraón? Once veces aguantó Moisés, siete veces lo hizo Dios y cuatro veces el propio faraón.

¿Porque lo hacía? Aquí hay un gran suceso mundial y con los países vecinos, Dios quería mostrarse a todo el mundo por sus maravillas. Había un propósito: El juicio a los egipcios por las diez plagas donde Dios mostró su omnipotencia y su ira hacia el Faraón por el maltrato de los israelitas y un juicio de Dios a los dioses de Egipto: dios del Nilo–Osiris, diosa de la Rana-Hekt, dios de la tierra-Seb, de la mosca-Hat Kok, etc. Todo esto lo vio Moisés a través de su llamado como pastor y en representación de Dios.

Moisés guió al pueblo de Israel y pasaron 40 años en el desierto para convencerse de su libertad. Solo los hijos de aquella generación lograron pasar a la tierra prometida, porque ahora la nube y la llama eran su casa, y ya no más Egipto. Por eso, no te sorprendas cuando el pastor te repite otra vez la misma conferencia. No es él, es Dios por causa de nuestro pecado, desobediencia, juicio, propósito. Siempre Dios está hablándonos por medio de una persona. Así que conquistemos esa tierra prometida, continuemos sembrando en nuestras generaciones ese legado espiritual como lo hizo Moisés con el pueblo de Israel.