Un nuevo comienzo

En el Capítulo 12 del libro de Éxodo habló Jehová a Moisés y Aarón preparando una serie de indicaciones antes de salir de la tierra de Egipto; un conjunto de indicaciones certeras para dar dirección a la vida luego de recibir la salvación. “Este mes marcará el principio de los meses. Será para ustedes el primer mes del año” (Exodo 12:2 RVC).

Tu primer encuentro personal con Dios es importante porque marca una serie de acontecimientos memorables ocurridos, dejar mi vida pasada a desear una nueva vida, un nuevo pacto con Dios. Ese pacto entre tú y Dios la Biblia lo expresa como el acontecimiento de creer con el corazón y confesar con la boca nuestra salvación.¿Qué cambios han ocurrido en tu vida luego del encuentro personal con Jesús? Debe haber una vida renovada; por ejemplo, ocurren muchos cambios en la vida con tu cónyuge cuando son recién casados, compartes tu vida con quien amas. Del mismo modo, cuando se produce un encuentro personal con el Señor, comenzamos a experimentar cambios físicos y luego en el alma debido a esa relación e intimidad con Él.

A veces algunos no pueden experimentar una vida renovada porque todavía viven sus propias reglas y están inmersos en sus antiguas costumbres de vida. Para renacer, deben abandonar su antigua manera de vivir, modificar su mentalidad y dar pasos firmes para vivir bajo nuevos principios.

Dios le ordenó al pueblo de Israel, quienes iban a ser redimidos por medio de la pascua, que abandonarán la tierra de Egipto para disfrutar la vida abundante luego de la salvación. Aquí podemos observar con este ejemplo que es preciso abandonar y negar la vida antigua. Anteriormente pertenecíamos al linaje de Adán; sin embargo, con el pacto que hemos hecho ahora con Dios, pertenecemos al linaje de Jesús. Es por esto que debemos vivir una vida nueva en unión a Cristo por medio de la fe y la gracia que heredamos como hijos de Dios.

La noche que salieron de Egipto, el pueblo de Israel comió carne de cordero. Esta carne representa a Jesús dentro del Antiguo Testamento, profetizando así lo que Jesús había de hacer por nosotros tiempo después en la Cruz. Él se ha convertido ahora en el nuevo alimento y la nueva provisión que satisface todo en nuestra vida; esto a través de las promesas que encontramos dentro de su Palabra. Así como el metabolismo en nuestro cuerpo varía de acuerdo al alimento que ingerimos, nuestra vida en Cristo también se transforma por la constante oración y la Palabra que es el alimento.

Para rechazar el pecado y la vida antigua, en el libro de Éxodo vemos el ejemplo del pan sin levadura y la ingesta de hierbas amargas que simbolizan el recordatorio de que Él liberó al pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto. La primera transformación que acontece en los hijos de Dios, y que han renacido, es el cambio de identidad que reconoce y refleja al Espíritu Santo sobre cada uno de nosotros, cambiando de ser esclavos del faraón a Hijos de Dios, de servidores del diablo a embajadores del Reino de Dios.