Antiguo Testamento con Fermín IVMuestra

Pocas veces nos imaginamos que, cuando Israel salió de Egipto al desierto, eran alrededor de 2 millones de personas; hombres, mujeres, ancianos, niños e incluso bebés. Las dificultades de mover a todo un pueblo deben de ser muchas; pensar tan solo en provisiones es muy complicado.

Era de esperarse la falta de comida y de agua. Pero si Dios los había rescatado de años de dura esclavitud, ¿podría proveerles de algo que parecía igualmente imposible? ¿Cómo alimentar a tantas personas? ¿Qué pozo de agua sería suficiente para dar de beber a todos ellos?

Dios les da de manera sobrenatural. Con el rocío de la mañana, aparecía este pan que se veía como escarcha sobre la tierra; y por la tarde llegaban parvadas de codornices para su mantenimiento. Dios instruyó a Moisés golpear la peña en Horeb y brotó agua viva.

Pero antes de eso, ellos murmuraron; ellos se quejaban de Moisés, y siendo representante de Dios para ellos, en realidad se estaban quejando de Dios. Se quejaban hasta el punto de decir que hubieran preferido morir en Egipto. Ahora tenían libertad pero sin apreciarla. Extrañaban Egipto. Dios los rescató de Egipto, pero Egipto seguía en su corazón.

Muchas veces se nos da el quejarnos; somos igual de olvidadizos que este pueblo. Se nos olvida que hemos visto el poder de Dios antes, y dudamos si lo veremos una vez más. Nos gusta quejarnos por que aún hay mucho de nosotros mismos dentro de nosotros. Necesitamos confiar en Dios todos los días.

El Maná aparecía todos los días excepto el sábado. Ellos sólo tenían que levantarse al amanecer para recogerlo.

Si estás quejándote continuamente, quizás lo único que tienes que hacer es levantarte cada mañana y agradecer a Dios por su provisión en ese día. Levántate a leer su Palabra, a tener un tiempo de oración; deja que Dios te recuerde su poder y prepárate para verlo de nuevo en este día.

El pueblo de Israel se hizo una pregunta cuando vieron esas hojuelas sobre la tierra. Ellos dijeron: ¿Qué es esto? (Maná significa “¿qué es esto?”)

Vivamos sorprendidos por Dios cada día, diciendo todos los días: ¿Qué es esto?