¡Haz Que Suceda!Muestra

 Aprovecha la vida. 

No importa cuántos años vivas, por muchos que sean, la vida siempre se hará corta, por eso hay que saberla vivir.

Parte importante de saber vivir es saber sacar el máximo de cada etapa. Es imposible obtener lo mejor si constantemente estás perdiendo el tiempo en batallas estériles y desaprovechando oportunidades. 

No puedes concretar lo importante desperdiciando tiempo en lo que no es importante. 

Es necesario dejar de estar disgregado en cosas que no te añaden valor, que no son conducentes a la concreción de metas y el alcance de propósitos, también es necesario dejar de tratar de hacerlo todo y no hacer lo que tienes que hacer, y dejar de hacer las cosas por debajo de lo mejor. 

Deslástrate de esas cosas en tu agenda y en tu vida que te hacen el camino pesado y te llevan a ocuparte de lo que no es importante, así podrías viajar más ligero y estar más enfocado. 

Esto podría complicarte, entre otras cosas porque muchas circunstancias y personas demandarán tu atención, te recomiendo que te decidas a pelear solo aquellas peleas que realmente vale la pena pelear. Así podrás avanzar. Cuando pienses en esto piensa en fe, familia, propósito y legado.

¿Eso en lo que tanto estas invirtiendo tiempo colabora de alguna manera a acrecentar tu fe, construir una mejor familia, desarrollar tu propósito y dejar un legado?

Si la respuesta es no, probablemente es algo en lo que puedes dejar de invertir tiempo y esfuerzos. 

Mientras más te sumerges en una vida productiva y enfocada a propósitos, más vas a descubrir que hay batallas que vale la pena seguir pero que hay otras que hay que abandonar antes de que empiecen.

Para terminar bien, hay que enfocarse en lo que realmente vale la pena y desechar lo estéril. Diferenciar entre las buenas y las malas batallas, marca una diferencia, te da una perspectiva diferente respecto al tiempo y al esfuerzo, te enfoca, te ayuda a disponerte mejor para el logro y te permite descartar lo que te hace malgastar la vida. 

En esas cosas que valen la pena, hay que darlo todo, poner el corazón, esforzarnos y ser valientes, pero en las otras lo mejor que podemos hacer es dar la vuelta y avanzar, dejar las cosas así. 

No perder el tiempo es no perder la vida, sobre todo cuando se trata de esterilidades. 

¿Quieres saber si una batalla vale la pena?

Pregúntate si Dios está en el asunto y si te acerca o te aleja más a Sus planes y propósitos. 

Hay algo bueno en llegar al final y decir: sé que lo hice bien porque peleé las batallas correctas.