¡Haz Que Suceda!Muestra

 ¡Sé diligente!

Cuando tuve el privilegio de publicar mi primer libro, muchas personas me preguntaron cómo había hecho para lograrlo, lo que no me esperaba es que varios me preguntaron cuál era el secreto. Lo hacían como si hubiese alguna fórmula mágica, lo cual me dejó pensando, pero formulé una respuesta para esos casos. 

Les decía, okey, quiero que me prestes mucha, pero mucha atención, ya te voy a decir, mírame a los ojos, deja tu teléfono, por favor, préstame demasiada atención, no te distraigas, y así les decía varias cosas,. Cuando ya había creado suficiente tensión y suspenso les decía, bueno, ahora si llego el momento, voy, escucha bien: después de tener la idea del libro, hay algo especial que debes hacer, tu agarras, cada día - silencio - te sientas en tu computadora – silencio - te exprimes las ideas del cerebro y golpeas las teclas hasta que las páginas se llenen, después corriges, escribes y vuelves a corregir, sufres, te desvelas, das vueltas caminando por toda la casa, la oficina, el aeropuerto (como fue mi caso) o donde sea que estés escribiendo y te vuelves a sentar a escribir hasta que quede listo ¡eso es todo! Si quieres publicar tienes que trabajar. 

¿Quieres hacer que algo suceda? 

¡Sé diligente!

Acciona, deja de cavilar, evadir, soñar, pensar, contemplar, refugiarte en tus miedos, en tus dudas, adelante, da un paso, empieza, actúa, ejecuta, ve y haz algo. Eso sí, procura hacer las cosas con excelencia porque eso es parte de la diligencia, cuida los detalles, revisa como haces lo que haces, exígete y busca siempre una mejor manera de hacerlo. 

No dejes para mañana lo que puedes y/o debes hacer hoy, acciona con prontitud, muévete lo más rápido posible sin caer en atropellarte a ti o alguien más. Ser perezoso, postergador o dilatar lo importante, es peligroso. Los negligentes y perezosos van a parar en la escasez, si no es tu deseo terminar de esa manera, pues actúa ¡pero ya! 

No desmayes en la consecución de tus acciones, no te detengas, sé persistente, sobre todo cuando las cosas no salgan como esperas, o todavía no obtengas los resultados deseados. Entiende que ser diligente y excelente no es ser perfecto, nadie es perfecto. Todos tenemos limitaciones, la clave es no rendirse y seguir trabajando para mejorar, no permitas que la comparación, la decepción o algo más te detenga. También es necesario entender, que hay cosas que toman tiempo para que puedan resultar, así que ser diligente también es ser paciente mientras persistimos en lo que hacemos. Solo mantente esforzándote por ser mejor, tus constancia y esfuerzos verán resultados.