La preeminencia de CristoMuestra
4. La preeminencia de Cristo también debe estar en la devoción intima
Vivimos en Cristo por la vida que Él nos ha dado. Esa es la razón por la que Él debe tener la preeminencia en nuestra devoción íntima. Nadie más merece tal devoción, pues sólo Cristo ha muerto por nuestros pecados, y nos ha redimido del pecado y la condenación.
De modo que sólo la fe puesta en la obra redentora y expiatoria hecha por Cristo, y refrendada por su gloriosa resurrección, se constituyen en el medio para experimentar salvación y vida eterna (versículos 2:11-12). Por otra parte, la Biblia es clara al afirmar que no hay otro mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5; Juan 14:6).
Cada uno de nosotros estando muertos en nuestros pecados, hemos recibido vida eterna y perdón de pecados en Cristo (versículo 2:13). Por lo tanto, Él es el único merecedor de todo nuestro reconocimiento y gratitud; adoración, devoción, obediencia, sumisión, entrega absoluta. En este sentido, nuestra devoción debe ser exclusiva para Cristo, y Él no se confomaría con menos.
En este proceso de reconocer a Cristo como el todo en nuestra vida, la forma de expresarle nuestro amor y devoción es a través de la fe. Los versículos 11 al 13 del capítulo 2 de Colosenses hablan de la inutilidad de los ritos y ceremonias para tal fin.
La devoción a Cristo es el corazón del Evangelio. Pablo, a través de su propio testimonio y experiencia, expresa en forma elocuente esta devoción debida a Cristo. “Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo...” (Filipenses 3:8-10).
La devoción exclusiva a Cristo es un llamado constante en la palabra de Dios. Basta con leer algunos pasajes: Colosenses 3.17; 2 Corintios 5:15; Hebreos 12:2.
Acerca de este Plan
Cristo tiene la preeminencia en todo: en el gobierno universal, en la reconciliación, en la sabiduría y conocimiento, en la devoción íntima y en la vida cristiana. Y en cada aspecto de lo que existe en el universo. La preeminencia de Cristo habla de dominio, preponderancia y supremacía de Él sobre todo. Todo fue creado por Él y todo está sujeto a Él y todo subsiste en Él.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/