Aprendiendo a vivir sin afánMuestra
El afán, en el fondo, es incredulidad
El afán refleja falta de fe en Dios. Los afanes y las inquietudes que produce la vida presente son una consecuencia de la falta de confianza en Dios. La preocupación comienza donde se acaba la fe. Un remedio para la ansiedad es la fe. Dios nos pide que vivamos por fe, no por vista, pero nuestra naturaleza caída tiene la tendencia a todo lo contrario. Lo que esperamos, lo que no vemos, nos genera ansiedad.
Lo opuesto a las preocupaciones es la fe. La causa última del problema de afanarse es la falta de fe. La fe no es entender todo, ni tener todo bajo control, sino confiar en Dios independientemente de las circunstancias. Jesús tocó el tema del afán no solo porque es dañino para la salud, sino, fundamentalmente, porque es pecaminoso delante de Dios, porque implica falta de fe. Cuando los creyentes están llenos de afán están demostrando que tienen poca fe. Romanos 14:23 dice: “Lo que no procede de fe, es pecado”.
¿Qué significa la frase “hombres de poca fe”? El pasaje no dice que no tienen fe, sino que tienen “poca”; por tanto, lo que ocupa a Jesús no es la ausencia de fe, sino lo inadecuado de ella, el que no tengan fe suficiente. Pareciera que esta sección del mensaje del Sermón del Monte iba dirigida a sus discípulos, quienes tenían una fe salvadora, pero que no habían avanzado en su vida cristiana, porque se preocupaban más por las cosas del mundo que en profundizar su relación personal con Dios y extender la fe a la totalidad de su vida. Jesús quiere enseñarnos a vivir un día a la vez en fe.
En contraste con la amonestación por la poca fe, el Señor expone el camino correcto: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Jesús estableció un nuevo orden de prioridades para sus discípulos. La gente, en el mundo, busca con afán estas cosas (comer, beber y vestirse), en cambio, sus discípulos solamente deben buscar (querer, preguntar, reclamar, pedir, esperar) el reino de Dios. Y si lo hacen, “todas las demás cosas os serán añadidas”. Es como si nuestro Padre Celestial nos dijera: “si ustedes se ocupan de mis asuntos, yo me ocuparé de sus necesidades”.
Acerca de este Plan
Afán, estrés, ansiedad. ¿Qué le sugieren estas palabras? La persona afanada tiene la mente dividida, como estirada desde diferentes direcciones. Ahora, el afanarse no va a arreglar sus problemas, ni va a resolver o suplir sus necesidades. Por el contrario, los va a agravar, en el sentido de que le va a anular y neutralizar en su capacidad de resolverlos. Lo que necesitamos es descansar de nuestras incertidumbres en Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/