Aprendiendo a vivir sin afánMuestra
Estructura de la oración que calma el afán y la ansiedad:
- Sincera devoción
El afán y la ansiedad son unos de los grandes ladrones del gozo y la paz; por el contrario, la oración es uno de los constructores del gozo y la paz. Ahora, para que la oración cumpla ese propósito, el creyente necesita orar con sincera devoción y reverencia: “…en toda oración y ruego”. Ese es el estado de ánimo que debe prevalecer en el creyente al orar delante de Dios. La oración es una forma de reverente petición dirigida a Dios. La oración es un humilde y ferviente clamor para pedir por una necesidad que se siente profundamente. El clamor es la oración que mueve a Dios.
- Acción de gracias
Además, la oración de petición debe ser acompañada de acción de gracias: ”…con acción de gracias”, lo cual implica humildad y sumisión a la voluntad de Dios y reconocimiento de que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces…” (Santiago 1:17).
- La oración debe ser definida y específica
¿Cómo debe ser el contenido de la oración? No vagas repeticiones, ni generalidades. Una oración efectiva no es la que dice: ¡Oh Señor, bendice todo lo que en mi vida puede ser bendecido! Por el contrario, San Pablo nos exhorta a que “sean conocidas nuestras peticiones delante de Dios”; estas deben ser concretas y específicas. La oración es una palabra más amplia, la cual puede significar toda nuestra comunicación con Dios, pero el ruego es pedirle directamente a Dios que haga algo.
- La oración va acompañada de acción
Ahora, no basta con orar, la oración debe ir acompañada de la acción previsiva, inteligente y diligente previa a la reflexión y consideración (Filipenses 4:8). La oración requiere acción en fe (Filipenses 4:9). La oración conduce a la reflexión: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8); y, finalmente, a la acción: “Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros” (Filipenses 4:9).
Escrituras
Acerca de este Plan
Afán, estrés, ansiedad. ¿Qué le sugieren estas palabras? La persona afanada tiene la mente dividida, como estirada desde diferentes direcciones. Ahora, el afanarse no va a arreglar sus problemas, ni va a resolver o suplir sus necesidades. Por el contrario, los va a agravar, en el sentido de que le va a anular y neutralizar en su capacidad de resolverlos. Lo que necesitamos es descansar de nuestras incertidumbres en Dios.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/