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Aprendiendo a vivir sin afánMuestra

Aprendiendo a vivir sin afán

DÍA 1 DE 7

¿Es usted propenso a la preocupación? 

Afán, estrés, ansiedad. ¿Qué le sugieren estas palabras? Tal parece que desde los tiempos de la iglesia primitiva ya se observaba esta condición que llamamos ansiedad, estrés o afán. La condición tiene que ver con la incertidumbre acerca de lo que traerá el futuro, y mantiene nuestra mente en un estado de inquietud dolorosa, de desazón, de intranquilidad y nos afecta de manera negativa en el plano físico, mental, emocional y espiritual.

El vivir afanado y lleno de tensión (estresado) es un fenómeno común en esta sociedad moderna tan compleja y llena de tantas situaciones de riesgos e inseguridades (inseguridad personal, alto costo de la vida, pandemias, pérdida del empleo formal, conflictos políticos, etc.). Podemos encontrar muchas razones de todo tipo para afanarnos. Lamentablemente, muchos creyentes no escapan a esta condición de afán y exceso de estrés a pesar de que Dios ha prometido cuidar de Sus hijos y suplirles en toda necesidad. La Biblia nos exhorta, por tanto, a descansar en Dios y evitar el afán. 

El afán: una forma de ser y estar en el mundo

Por nada estéis afanosos (que ninguna circunstancia os agobie). En este texto (Filipenses 4:6-7) la conjugación es de tiempo presente (no aoristo), lo cual indica que la preocupación no es puntual en el tiempo —sobre un tema concreto, por ejemplo— sino más bien habitual y constante en el tiempo: No estéis preocupados, o más al fondo de la cuestión: No seáis personas preocupadizas, propensas a la preocupación. 

En este contexto, preocuparse se presenta como un estilo de vida, como un hábito. Hay personas, y aún creyentes, que hacen del afán un estilo de vida, una forma habitual de ser y estar en el mundo. Para muchas personas, el afán puede llegar a convertirse en una condición crónica en su vida (un estado permanente, una actitud recurrente).

¿Cómo lidia usted con las preocupaciones de la vida? ¿Vive con afán?

Día 2

Acerca de este Plan

Aprendiendo a vivir sin afán

Afán, estrés, ansiedad. ¿Qué le sugieren estas palabras? La persona afanada tiene la mente dividida, como estirada desde diferentes direcciones. Ahora, el afanarse no va a arreglar sus problemas, ni va a resolver o suplir sus necesidades. Por el contrario, los va a agravar, en el sentido de que le va a anular y neutralizar en su capacidad de resolverlos. Lo que necesitamos es descansar de nuestras incertidumbres en Dios.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/