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Entendiendo el poder real

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste totalmente débil? Tal vez, cuando no pudiste resistirte a una segunda porción de ese decadente pastel de chocolate. Tal vez lo fuiste, cuando cediste a una fiesta de lástima después de escuchar que no fuiste nominado como el destinatario de un premio muy codiciado. Tal vez, en reservas emocionales después de un día muy largo, por lo que te encontrabas ladrando órdenes a los niños en lugar de hablar amablemente.

La debilidad es parte de nuestra condición humana. Nos sentiremos débiles, actuaremos débiles y sucumbiremos a la debilidad, mientras nos golpeamos a nosotros mismos por nuestra ella. Pero, ¿qué pasaría si esa debilidad fuera una invitación para que Dios interviniera y mostrara Su poder?

¿Qué pasaría si ese tentador pastel de chocolate fuera un momento en el que clamamos a Dios, pidiendo Su fuerza para afianzar nuestra falta de fuerza de voluntad? ¿Qué pasaría si esa fiesta de lástima fuera un momento en el que 'fingimos' un deseo de alabanza hecha por el hombre y le pedimos a Dios que nos diera la fuerza para alabarle en su lugar? ¿Qué pasaría si nuestras reservas emocionales sobrecargadas nos llamaran a hacer una pausa por un momento para pedirle a Dios Su poderoso poder para obrar en nosotros y a través de nosotros?

La debilidad no es algo malo cuando el poder de Dios se perfecciona en ella.

Atrapa y transforma

1. ¿De qué manera te sientes débil hoy?

2. ¿Cómo necesitas el poder de Dios para fortalecerte?

3. ¿A quién puedes pedirle que te anime a aferrarte al poder de Dios, ante tu debilidad?