Conoce tu nuevo yoMuestra

Más fructífero

Podar, mi amigo, es un proceso único. Es recortar hasta un punto de hacer posible un nuevo crecimiento. No es arrancar, desgarrar, o reemplazar totalmente algo que ya está creciendo.

No es definitivamente como lo que hice a aquella inocente rosa de Siria que crecía pegada a mi puerta trasera. Quise mantener aquella promesa que le hice a mi esposo. Nunca intenté separarla con mis manos desnudas. Solamente me deje llevar, con un poquito de poda aquí y allá al principio. Pero no pude conservar el camino que había observado cuando estaba haciéndolo, entonces en una ola de adrenalina (y alguna frustración reprimida después de mudarme por cuarta vez en ocho años), hice lo impensado. Tomé un pedazo de tronco y lo moví de un lado a otro, hasta que lo afloje y la raíz se soltó lo suficiente como para que toda la planta se saliera. ¡Demasiado para ser una poda!

¿Es así como nosotros nos sentimos acerca de las maneras que Dios utiliza para podarnos también?¿Acaso no sentimos que estamos siendo cortados a muerte y arrancados de raíz? ¿Sentimos que Dios nos está haciendo mucho en nosotros?

Oh, mi amigo, así no es como Dios opera. Su poda se trata de crecer, en lugar de la muerte. El Señor esta preocupado por recortar en nuestras vidas para poder producir un mayor fruto, entonces ¿qué pasa si percibes que las tijeras de Dios representan la promesa del bien que todavía está por venir?

Piensa entonces como ese “no” es realmente acerca de disfrutar el presente.

Este redireccionamiento es una oportunidad para un cambio de escena en el camino de tu destino.

Ese retraso es realmente un regalo inesperado de tiempo.

Dios puede remover algo de tu vida, pero solo porque tiene algo mejor para ti en mente.

Atrapar y transformar

1. ¿Qué te viene a la mente cuando piensas en la palabra poda?

2. ¿Cómo ha traído la poda de Dios un crecimiento nuevo a tu vida?

3. ¿Qué sientes que el Señor quiere eliminar de tu vida actualmente?