Principios bíblicos para el manejo saludable de las emocionesMuestra
Efesios 4:26 deja entrever que se puede experimentar enojo (y cualquier otra emoción) y no pecar. Muchas personas consideran algunas emociones como inapropiadas o negativas, o las consideran una debilidad, tales como el enojo, la tristeza o el miedo, por lo que tienden a reprimir o negar dichas emociones. Pero las emociones no son ni buenas ni malas, ni positivas ni negativas. Son expresiones de nuestra condición humana que expresan una necesidad, por demás necesarias en su función adaptativa antes las demandas del entorno.
Jesús: un modelo de gestión emocional
Jesús, nuestro modelo, de persona espiritual, experimentó toda la gama de emociones que pueden experimentar los seres humanos, pero sin pecar ni dejarse dominar por ellas. Jesús experimentó tristeza como se aprecia en los acontecimientos de la muerte de Lázaro; sintió enojo cuando observó cómo los mercaderes profanaban el templo; asimismo experimento alegría cuando le traían los niños; y también experimentó miedo, como se aprecia en su experiencia en el Getsemaní.
Ahora, si Jesús el Hijo de Dios, se permitió tener una vida con emociones, por qué algunos creyentes, pretenden negar sus emociones.
Hay personas que tienen aprehensión con sentir algunas emociones, pensando que las emociones tienen una connotación moral, o que pueden dañarlos, o las consideran inapropiadas, pero las emociones no tienen calificativos morales.
Por otra parte, una emoción es una experiencia y no una decisión, ni una condición, ni un destino o conclusión, ni mucho menos un resultado final. Es sencillamente una información que procede desde nuestro interior, un sistema de señales que expresan una realidad interna, una necesidad.
Como parte de un proceso muy humano que son, las emociones tienen una función adaptativa esencial antes las demandas del entorno, por lo que resulta importante escucharlas, permitirlas, concienciarlas, asimilarlas y no interrumpirlas, ni evitarlas, ni reprimirlas, sino facilitar que la emoción madure en nosotros y nos informe que está pasando, para luego tomar una acción. Sobre todo, si sabemos que Jesús nos comprende (Hebreos 4:15).
Escrituras
Acerca de este Plan
Las emociones constituyen un componente fijo de nuestro programa de comportamiento. Las emociones no son buenas ni malas, pues no tienen carácter moral. Son disposiciones para actuar y resolver. Las emociones nos brindan la dirección que requerimos para actuar en cada situación, y la referencia acertada de lo que nos sucede en un momento determinado. Pero requieren se manejadas con sabiduría.
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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/