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Principios bíblicos para el manejo saludable de las emociones

DÍA 5 DE 9

La ira o enojo es una de las emociones más complejas de gestionar con sabiduría. El enojo puede contaminar el corazón del hombre, si no se maneja adecuadamente, pudiendo degenerar en amargura, rencor, odio, deseos de venganza y violencia.

Dios condena el enojo carnal

Notemos que en Mateo 5:21 -22 Jesús no se refiere al enojo puntual y momentáneo, sino al enojo que se alberga por largo tiempo en el corazón, vale decir, al enojo carnal. La expresión “cualquiera que se enoje contra su hermano” está en presente participio, indicando que se trata de un enojo continuo, permanente, sostenido; que no perdona.

Hay dos palabras griegas que se traducen como enojo en la Biblia (W. Barclay):

Thymós: cuyo sentido es el de la llama que enciende la paja seca que rápido se prende y rápido se extingue.

Orguê: no es la ira fugaz, sino la duradera.

Jesús está hablando aquí de enojo (orguê), que se refiere a un enojo viejo, añejado, permanente, que se niega a perdonar. Es el enojo contra el cual también amonesta el apóstol Juan: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida…” (1 Juan 3:15). Este es el enojo que retiene el perdón. Para el Señor Jesús ese tipo de enojo está en el mismo nivel que el asesinato; y ambos son dignos de juicio. Para Él, esa actitud continua de la ira, es espiritualmente hablando tan dañina como el homicidio real. El enojo carnal es la base del odio, la venganza y el asesinato.

El enojo puntual es diferente al enojo como estado de ánimo

Ese es el enojo del cual el apóstol Pablo nos previene al decirnos: “No se ponga el sol sobre tu enojo” (Efesios 4:26). Vale decir “no dejes que se ponga el sol y tú todavía permanezcas enojado”. Es como si Pablo le estuviera poniendo un límite corto a la duración de la ira, para evitar así los efectos tóxicos que genera la cronificación de ésta.

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Acerca de este Plan

Principios bíblicos para el manejo saludable de las emociones

Las emociones constituyen un componente fijo de nuestro programa de comportamiento. Las emociones no son buenas ni malas, pues no tienen carácter moral. Son disposiciones para actuar y resolver. Las emociones nos brindan la dirección que requerimos para actuar en cada situación, y la referencia acertada de lo que nos sucede en un momento determinado. Pero requieren se manejadas con sabiduría.

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Nos gustaría agradecer a Arnoldo Arana por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://vidaefectiva.com/