La esperanza: un estudio en las EscriturasMuestra
ESPERANZA EN LA PALABRA DE DIOS
Por Maritza Cosano
“Mi escondedero y mi escudo eres tú; En tu palabra he esperado.”—Salmo 119:114 (RVR1960)
Las personas son buscadoras. A menudo, están buscando los beneficios de Dios: paz, amor, gozo, y esperanza. Pero la vedad es que, para alcanzar esos beneficios, necesitas tener una relación real con Él. ¿Cómo se desarrola? Bueno, como cualquier otra relación, comienza conociéndolo a Él, lo cual solo puede ser llevado a cabo por medio de Jesucristo—el Verbo de Dios. Juan 1:1 (RVR1960) dice, “'En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios.”
Un concepto muy simple, ¿verdad? Jesús es el Verbo de Dios. Tener una relación con Jesús produce esperanza. Pero, ¿cómo se desarrolla esa esperanza, y qué tiene de diferente respecto de la esperanza que ofrece el mundo?
Antes de que lo responda, piensa en alguien que fue diagnosticado con cáncer y ya ha agotado todas las opciones de tratamiento. Imagínalos diciendo “He perdido la esperanza de recuperarme, pero mi esperanza en el Señor nunca morirá.” ¿Qué muestra esto? La esperanza de la persona por recuperarse fue un deseo, pero su esperanza en el Señor es una convicción firme.
Dios sabe que no podemos vivir sin esperanza. Él no se encarga simplemente de cumplir deseos. Él se encarga de darnos una esperanza de vida. Incluso cuando enfrentamos la muerte, los Cristianos, aunque a veces nos sintamos desanimados, tenemos una esperanza eterna.
Así que, para responder a esas preguntas... Así como la fe es un regalo de Dios, la esperanza también lo es. El Espíritu Santo es el único que nos llena con el amor y la esperanza de Dios. Esta esperanza produce gozo y contentamiento, y que lo experimentemos solo puede ser logrado por el Espíritu Santo. Ningún remedio o provisión del mundo puede acercarse a esto.
Esta seguridad solo puede ser encontrada en el Verbo de Dios. ¡Es nuestro “pase de acceso completo”! Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, Jesús nos dice muchas cosas a destacar: somos los hijos de Dios, somos elegidos, somos deseados, y nunca estamos solos.
Las Escrituras señalan claramente el camino a una vida de gozo y esperanza: aceptar tus circunstancias y mostrar agradecimiento en ellas (1 Tesalonicenses 5:16-18), elegir no preocuparte (Filipenses 4:6), fijar tu vista en Jesús en lugar de tu situación—siguiendo su ejemplo en el sufrimiento (Hebreos 12:2)—y poniendo tu esperanza en la gloria futura (2 Corintios 4:16-18; Colosenses 1:5; Tito 1:2).
Dios es nuestro refugio y escudo (Efesios 6:10-18). Y cuando nos comprometemos en una relación real con Él orando, estudiando y meditando en su palabra, experimentamos el tipo de esperanza que sobrepasa todo entendimiento.
Detente y reflexiona: Esta semana, observa tu vida desde una nueva perspectiva. Imagina tu vida en la pantalla de la eternidad, cuando tus más de 70 años de vida sean un simple pestañeo en la pantalla. Es la eternidad lo que importa.
Practica: Lee Salmos 25:3, 119:105 y Efesios 6:10-18. Luego pregúntate: ¿cuáles son los beneficios de la esperanza que tengo en Jesús, el Verbo de Dios?
Ora: Afirma que Jesus es tu esperanza. Él nunca te decepcionará (Romanos 5:5).
Escrituras
Acerca de este Plan
1 Corintios 13:13 lee: "Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el amor es el más importante". La fe, la esperanza y el amor son las tres características que definen a los seguidores de Cristo. A lo largo de las Escrituras, estas tres cualidades se encuentran juntas. Este Plan de 12 días para mujeres explorará la esencia y el poder transformador de la esperanza en Cristo Jesús.
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