La esperanza: un estudio en las EscriturasMuestra
ESPERANZA EN LA ESPERA
Por Priya Ramsaran
"Porque en esa esperanza fuimos salvados. Pero esperar lo que ya se ve no es esperanza. ¿Quién espera lo que ya ve? Pero si esperamos lo que todavía no vemos, en la espera mostramos nuestra constancia".—Romanos 8:24-25 (NVI)
¿Alguna vez has sentido que no tienes control sobre una situación y el miedo empieza a envolverte? Hace un año, mi padre fue llevado al hospital en estado de coma. Supe que era grave cuando mi madre dijo esas temidas palabras: "No está bien". Mis emociones comenzaron a desbordarse y mi oración fue: "¡Señor, por favor, sálvalo!”
En el momento en que nuestras vidas se enfrentan a una crisis, a una decepción o a una pérdida, se vuelve evidente que necesitamos esperanza, como lo que estamos enfrentando ahora en medio de esta pandemia. Necesitamos esperanza para seguir adelante y superar lo que sea que estemos enfrentando. Es fácil perder la esperanza debido a nuestro entorno o al temido resultado. No necesitamos esperanza cuando las cosas van bien, sino cuando las cosas son difíciles e inciertas.
Me encanta cómo Pablo nos dice primero que en esta esperanza fuimos salvados. Nuestra eternidad se vuelve segura cuando ponemos nuestra confianza en Jesús, que es la mayor esperanza y resultado. Esa seguridad nos da confianza para enfrentarnos a cualquier situación, incluso cuando la ansiedad, la soledad o el desánimo se apoderan de nosotros. Este es el fundamento de nuestra fe.
Casi todas las mañanas, mi hija de dos años sale al patio frontal y toma piedras de nuestro jardín. Las apila formando pequeñas y hermosas torres. Las dejamos allí, y se convierten en un recuerdo de su presencia y de su trabajo. Del mismo modo, necesitamos pilas de esperanza en nuestras vidas para poder recordar nuestras historias de esperanza de cuando nuestro gran Dios se presentó, y compartir estos hermosos momentos de esperanza con los demás. Esto anima a otras a ver la mano de Dios en nuestras vidas, y construye grandes torres de fe.
¿Pero qué pasa con esas cosas no resueltas en nuestras vidas que aún no tienen una respuesta o un final? ¿Cómo y durante cuánto tiempo esperamos? Esta es la parte de la paciencia en el versículo que debe ponerse en práctica. La paciencia es la capacidad de aceptar, tolerar y aplazar los problemas o el sufrimiento sin enojarse ni alterarse. Se necesita práctica y repetición para desarrollarla. La paciencia no es pasiva. Tenemos que mantener nuestros ojos fijos en Jesús y rodearnos de Su Palabra donde encontraremos Sus promesas de esperanza para poder confiarle el proceso a Él, sin importar el tiempo.
Durante meses visité a mi padre en el hospital. Tuve que soltar el control y ejercer una gran paciencia. Cuando finalmente volvió a casa, me di cuenta de que la esperanza requiere una gran fe, paciencia y perseverancia.
Tal vez necesitas esperanza. No te canses en la espera. En lugar de eso, mira al Dios de la esperanza y entrégale el resultado. Él obrará todas las cosas para bien, en Su tiempo y en Su manera perfecta.
Detente y reflexiona: Tómate un tiempo para reflexionar y compartir los momentos de esperanza que has experimentado en tu vida.
Practica: ¿Hay alguna situación en tu vida que requiera esperanza? ¿Cómo puedes practicar la paciencia en la espera? Escribe algunos versículos que te animen a mantenerte en pie y a ser fuerte.
Ora: Pídele al Señor paciencia y Su fuerza en la espera.
Escrituras
Acerca de este Plan
1 Corintios 13:13 lee: "Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y el amor. Pero el amor es el más importante". La fe, la esperanza y el amor son las tres características que definen a los seguidores de Cristo. A lo largo de las Escrituras, estas tres cualidades se encuentran juntas. Este Plan de 12 días para mujeres explorará la esencia y el poder transformador de la esperanza en Cristo Jesús.
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