Bandera Blanca

La bandera blanca es muy conocida como señal de entrega, una señal de que el soldado o el ejército se han rendido y están listos para que alguien más tome control de la situación. El levantar una bandera blanca es adoptar una posición de debilidad o vulnerabilidad. Pero como sabemos que el Reino de Dios tienes principios opuestos a los del mundo, un acto de rendición no es tan patético como el mundo quisiera hacernos creer.

Todos poseemos dentro de nosotros una bandera blanca que podemos agitar en cualquier momento, pero es con confianza e intencionalidad de que nos paramos y levantamos nuestra bandera de rendición. No necesitamos considerar esto por mucho tiempo, debatiendo los pros y los contras. Es una transacción simple. Nos quedamos quietos, y el Señor peleará por nosotros.  

Cuando nos paramos agitando nuestra bandera, nos exponemos al enemigo, y tenemos que considerar el riesgo de que nos ataque cuando nos hacemos visibles. Cuando intencionalmente nos rendimos al rey, la misma acción de agitar nuestra bandera blanca automáticamente pone un blanco en nuestras espaldas donde el enemigo puede atacar. Un alma rendida es un peligro al reino de las tinieblas. Mientras que esto no debería cambiar nuestra decisión de rendirnos o no, debemos entender de que las consecuencias de nuestra decisión es un ataque mayor.  

Es en este intercambio santo de control donde nos rendimos a Él, la verdad del concepto de, “estimar como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer” es aprendido. Para ganar esta guerra necesitamos caer sobre nuestras rodillas, entendiendo que, “vivir es el Mesías, y el morir es ganancia.”

A veces confiamos demasiado en nuestras habilidades. ¡Pero entre más rápido aprendemos que la forma más efectiva de asociarnos con Dios para el Reino es rendirnos, mejor! ¡No fuimos creados para hacer esto solos! Necesitamos rendirlo todo, ser machacados y ungidos, para poder ganarlo todo en Él.

He aprendido esta lección incluso a través de la producción musical durante este proyecto. Estaba enferma cuando tenía que grabar la porción vocal de cada EP. De hecho, se hizo tan común que para el tercer EP mi equipo de producción sabía de antemano que estaría batallando con una voz ronca. Tenían razón y no pude depender de mi habilidad ni de mi talento en esos momentos. Fue cuestión de rendirme diariamente para pararme ante el micrófono y abrir mi boca para cantar.  

Hoy el enfoque tiene que ver todo con el quedarnos quietos. Tiene que ver con el sometimiento y la intencionalidad de renunciar a la pelea. No lo puedes hacer todo – no lo estás supuesto a hacer. Dios sí puede. Decide rendirle la pelea a Él, y verás como El peleará por ti. Necesitas solamente estar quieto.