Valles e Alturas

Escuché una vez un orador increíble que dijo, “La profundidad de los valles que atravesamos tienen una correlación directa con las alturas a las que Dios nos quiere llevar” (Graham Cooke).

Recuerdo siendo impactada por esto ya que estaba atravesando un valle particularmente profundo y oscuro en ese momento. Recuerdo que estas palabras me alentaron al pensar que este valle podía ser una indicación de donde Dios quería llevarme.  

Pero, conforme pasó el tiempo, aprendí que no podía usar esto como una moneda de cambio. Una vida rendida no significa que puedo decidir cuáles son mis “alturas”. Sólo por haber pasado el tiempo requerido en el valle no implicaba que me daba el derecho a “la buena vida”.  

Hay una mentalidad en Hollywood que nos puede influenciar y convencernos de que “nuestro día llegará.” Hemos entrelazado el “haber llegado” o el “éxito” con un entendimiento pervertido de lo que es la bendición, cuando en realidad es solamente el epítome de una construcción vacía del mundo de la fama y la fortuna. 

Hay algunos que están llamados al mundo de la fama y la fortuna porque es ahí donde Dios los ha llevado para ser socios de Su Reino. Contrario a la creencia popular, este mundo no es fácil; está construido enteramente de plástico y vacío. Mas sin embargo, pareciera que es algo que mucho anhelamos como creyentes. Queremos ser reconocidos, ser vistos, sentirnos importantes, o valorados por los demás. Por alguna razón, el ser conocido, visto y valorado por Dios no es suficiente para nosotros.  

He llegado a entender que los tiempos que pasamos en los valles no son una indicación de la altura física de donde El me llevará. No son una promesa plástica de riquezas o que las cosas vayan como yo quiera. Es una promesa de las nuevas alturas que se pueden alcanzar en Dios – nuevos aspectos de Él mismo que Él me quiere mostrar, nuevos aspectos de Su carácter que Él me quiere enseñar. Son nuevas ideas y planes que Él quiere compartir y asociarse conmigo.  

El subir a las alturas como águilas es un lugar solitario y aislado. No es un cuarto abarrotado con personas animándome. Estás en un lugar de soledad donde otros tal vez nunca llegarán. Pero es un lugar donde uno puede tener la mayor perspectiva, la mejor vista, las mejores corrientes y la mayor bendición.  

Toma tiempo hoy para examinar tu corazón a ver si existe cualquier sentido de derecho, o de que estés tratando de hacer un trato con Dios. Asegúrate de que los motivos de tu corazón sean puros y que estés persiguiendo las cosas que Dios tiene para ti – y no las cosas del mundo.