Aceptación: Encuentra Tu LugarMuestra
La muerte de Jesús
Jesús sabía que su misión ya había terminado. Jesús gritó: «Padre, ¡encomiendo mi espíritu en tus manos!». Y con esas palabras dio su último suspiro.
La tierra tembló, las rocas se partieron en dos. El oficial romano y los otros soldados que estaban en la crucifixión quedaron aterrorizados por el terremoto y por todo lo que había sucedido. Dijeron: «¡Este hombre era verdaderamente el Hijo de Dios!» Y cuando todas las multitudes que habían venido a observar la ejecución vieron lo que había sucedido, regresaron a casa con gran dolor.
Cuando leo esta historia, me siento triste. Jesús era una persona real como tú y yo, pero también había algo muy diferente en él. Jesús jamás hizo algo malo. Nadie más que haya existido puede decir algo así de sí mismo. Jesús era el Hijo de Dios y se hizo hombre para cumplir todo aquello que el Padre le asignó que hiciera.
Entonces, ¿por qué mataron a Jesús? ¿Por qué Jesús tuvo que morir? No trataré de explicártelo totalmente ahora, pero te diré una parte de lo que dice. El amor de Jesús por toda la gente del mundo tenía que ver con su muerte en la cruz. ¡Ese amor nos incluye a ti y a mí!
La historia de Cristo sería realmente triste si terminara ahí, pero no es así. Este fue el inicio de cosas importantes para la vida de las personas, incluyendo niños, adolescentes, jóvenes y adultos. Su vida fue un ejemplo. Su muerte tuvo propósito. Su resurrección venció a la muerte. Su ascensión al cielo completó su misión. Pero Dios tenía preparado mucho más para todo aquel que cree en Jesús y lo que hizo en la tierra.
¿En qué nos afecta lo que hizo Jesús?
Nuestra vida es transformada por lo que hizo. Porque nos liberó de la esclavitud del pecado. Nos hizo libres del pecado para que nosotros podamos decidir obedecer a Dios. Su obra fue completa, no necesitamos hacer nada más para ganar lo que él ya consiguió a nuestro favor. Pero, él dejó preparadas muchas buenas obras para que nosotros las llevemos a cabo. Esas buenas obras están basadas en el amor. En que nos amemos unos a otros.
La marca indeleble de que eres verdaderamente un hijo de Dios es amar a otros niños, a tus maestros, a tus padres. Amar aún a aquellos que te lastiman, que te rechazan o se burlan en la escuela o en el barrio. No acumules rencor, deja que la marca de ser hijo de Dios se note y ama a los demás.
Reflexiona
¿Amas a los demás? ¿Muestras el amor de Dios en tu vida?
Escrituras
Acerca de este Plan
En esta serie de tres devocionales, aprenderemos cómo el Libro de Vida nos enseña que Dios nos hizo especiales, nos enseña el carácter de Jesús que debemos tener en nosotros y a ser buenos amigos. Todos nos sentimos presionados a ser como los demás. Cuando todos están haciendo algo que sé que está mal, es difícil ser el único que hace lo correcto. Con Jesús, puedes hacer lo correcto. ¡Bienvenido!
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Agradecemos a El Centro Network por proveer este plan. Para conocer más de esta organización, visite este enlace https://elcentronetwork.com