Aceptación: Encuentra Tu LugarMuestra

Jesús ora a su Padre Dios

Entonces Jesús fue con ellos al huerto de olivos llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy allí para orar». Se llevó a Pedro, a Santiago y Juan; comenzó a afligirse y angustiarse. Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza. Quédense aquí y velen conmigo». Él se adelantó un poco más y se inclinó rostro en tierra mientras oraba: «¡Padre mío! Si es posible, que pase de mí esta copa de sufrimiento. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía».

Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortaleció. Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre. Por segunda vez oró: «¡Padre mío! Si no es posible que pase esta copa a menos que yo la beba, entonces hágase tu voluntad». Luego se acercó a sus discípulos y les dijo: «Ha llegado la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. Levántense, vamos. ¡Miren, el que me traiciona ya está aquí!»

Jesús hablaba con su Padre celestial cada vez que era necesario. A veces pensamos que orar es tan difícil y que no podemos. Pero en realidad orar es hablar con el Padre celestial, como lo hizo Jesús en esta porción bíblica. Jesús le dijo sus temores, su dolor, pero reafirmó que quería hacer la voluntad de su Padre. 

Jesús entendió que no se trataba de hacer lo que él quería, sino lo que el Padre celestial le había dicho que hiciera. Jesús en su oración se fortaleció para hacer lo correcto, obedecer a pesar de que para él hubiera sido más fácil huir y esconderse, para que no lo encontraran. Pero decidió hacer lo correcto y obedecer a su Padre. 

La oración fortaleció a Jesús. Hablar con su Padre celestial le permitió ver las cosas de la manera adecuada. Esta oración también está disponible para sus hijos hoy. 

Reflexiona

¿Oras al Padre celestial? ¿Hablas en tus propias palabras al Padre eterno? ¿Cuántas veces lo haces? Recuerda que la oración tiene que ver con hablar con tu Padre celestial todas las cosas de tu vida. Sobre tus dificultades, tus dudas, tus dolores, tus aciertos, tus buenas decisiones. Anímate a orar con tu Padre todos los días.