[Serie Sublime amor] Siempre discutimosMuestra

10 principios para hablar bien

1. Nunca respondas precipitadamente: Cuando respondemos precipitadamente, decimos cosas que jamás quisimos decir. Tenemos que pensar bien las cosas y escuchar atentamente lo que nos dicen.
2. Nunca toques a tu cónyuge en frustración o enojo: No se agarren fuerte, no se empujen, no se abofeteen, no se avienten tasas, nada de violencia, pues no se vale el abuso físico en una relación en la que Cristo lo es todo.
3. Nunca avergüences a tu cónyuge en público o en privado: La relación se va a ver muy afectada si así se procede, hay que tener cuidado hasta de las bromas inocentes.
4. Nunca pelees en frente de tus hijos, ni los uses como manipulación: La manera en que se pelea, enseña a tus hijos como van a resolver sus conflictos en el futuro, no solo en el matrimonio, sino en todas las relaciones que ellos tengan, además los estás levantando para fracasar y no para que tengan éxito.
5. Nunca menciones a los padres de tu pareja o algún miembro de su familia: Nunca, nunca, nunca. ¡No los menciones!
6. Nunca hables del pasado, mantén tu enfoque en el asunto: Recordemos lo que dice 1 Corintios 13:5, el amor no guarda rencor. Cuando estén hablando de un asunto, habla de ese asunto, no de los veinte que vienen a tu memoria.
7. Nunca trates de ganar: ¿Quieres ganar el argumento o quieres ganar el corazón de tu cónyuge? Por tratar de ganar el argumento, perdemos la unidad en el matrimonio.
8. Nunca grites, difames o critiques a tu cónyuge: «La lengua es como una pequeña chispa que incendia todo un bosque». Un consejo para los hombres, ¡tus palabras pueden herir el alma de tu esposa por el resto de su vida! Guardemos nuestras palabras.
9. Nunca retengas intimidad física o uses el sexo para manipular: «No se priven el uno al otro de tener relaciones sexuales, a menos que los dos estén de acuerdo en abstenerse de la intimidad sexual por un tiempo limitado para entregarse más de lleno a la oración. Después deberán volverse a juntar, a fin de que Satanás no pueda tentarlos por la falta de control propio».
10. Nunca atrases una resolución: «Si se enojan, no permitan que eso los haga pecar. El enojo no debe durarles todo el día», hay que tener cada día actitud de perdón y de reconciliación. No dejes que se acumule un día, y otro día, y aplicar la ley del hielo, ¡no!, pues estamos tratando de ser como Cristo.