[Serie Sublime amor] Siempre discutimosMuestra

El matrimonio es para amar como Jesús ama

En charlas, libros, e incluso libros para matrimonios, nos enseñan cosas como éstas, yo las he enseñado: «Si le das suficiente tiempo a tu esposa para que hable y la escuchas, si barres toda la casa y la atiendes, si encuentras su lenguaje de amor y quizás su lenguaje son actos de servicio, o regalos, o expresiones, dale ese lenguaje y entonces tu esposa te va a recompensar entregándose a ti de una manera extraordinaria y te va a amar, y no va a haber conflicto». Los hombres entonces se emocionan y dicen: «listo, voy a barrer, voy a escucharla, voy a hacer todo lo que me dijeron», pero la esposa, sigue igual, entonces el esposo se frustra, porque él estaba haciendo algo, para tratar de lograr que ella hiciera lo que él quería.

El evangelio no es manipulación, Jesús no dijo, amen al otro para que el otro haga lo que ustedes quieran. Él lo que dijo fue, ámenlo y punto, ámenlo como yo lo he amado, ámenlo, aunque él no le ame de vuelta, es más, amen a sus enemigos. El matrimonio es para amar como Jesús ama, aunque no quieras amar, aprendes a amar, aunque no te den lo que tú quieres, en el matrimonio tienes que aprender a amar, amar, amar, amar y amar.

Hemos convertido las enseñanzas del matrimonio, en una lista de cosas que yo hago, para lograr que ella haga, pero si te dedicas solo a amar y de aquí para allá bendecir, tratar bien y honrar; tú debes dejar el cambio en las manos de Dios, pues no estás manipulándola, sino sirviéndola por servirla, amándola por amarla, escuchándola por escucharla, valorándola por valorarla y dejando que Dios haga el cambio en su corazón. ¡Él puede cambiar a tu esposa de una manera extraordinaria!

En Cantares capítulo 6 versos 1 y 2, le preguntan a la esposa si sabe a dónde se fue su amado, y ella responde con seguridad acerca del lugar en el que él está. Salomón estaba en un jardín, seguramente orando por ella, quizás decía: «Señor muéstrame mis fallas, como puedo yo mostrarle gracia y amarla, aun cuando no cumplió mi expectativa». No solo ores para que Dios la cambie a ella, ora para que Dios te cambie a ti, no uses tus oraciones como manipulación, sino como entrega al Señor y deja que haga los cambios en ti y en tu cónyuge.

«Yo soy de mi amado, y mi amado es mío», aún en el conflicto, esta es una realidad que no va a cambiar.