Patas para arribaMuestra
¡Vaya paradoja!
Vayamos a comer a la casa de un líder religioso llamado Simón, que ha invitado al rabí que está de visita: Jesús.
Había que seguir el protocolo para este tipo de eventos. Estaba todo escrito en el reglamento. Se saludaba al invitado besándole la mano, en señal de bienvenida. Pero Simón no cumple con esta formalidad.
Además, en la polvorienta cultura que tanto valoraba la higiene, el lavado de pies era una realidad diaria. Los caminos no estaban pavimentados, por empezar, así que te lavabas los pies cuando visitabas a un amigo y en este tipo de cenas se esperaba que el anfitrión ayudara a la visita a lavárselos. Simón tampoco cumplió con esta parte.
Lo siguiente en la lista era ungir la cabeza del invitado con aceite. Era un gesto especial de hospitalidad, y había que usar aceite muy bueno, no el más barato que consiguieras en el almacén. Pero, como bien supones, no hubo unción para Jesús.
Recuerda que Simón es un líder religioso y que está ignorando las reglas religiosas. Así que con eso tenemos una pista en cuanto a lo que era su opinión sobre las enseñanzas de Jesús. Simón nos muestra cómo solían funcionar las cosas.
Debido a su riqueza, vive cómodamente. Debido a su poder, es respetado o, al menos, temido. Debido a que está en la cima de la montaña, es arrogante. Se trata de un escenario que todos podemos reconocer.
Durante la comida, llega una mujer, una intrusa. Nadie la invitó. Pero ella entra. De repente, las cosas se tornan incómodas como nunca antes. La Biblia identifica a esta mujer diciendo que era pecadora. Es una forma educada de decir que es prostituta y esa mujer entra en la casa de un líder religioso.
Con las miradas de todos clavadas sobre su persona, lo único que ve esta mujer es a Jesús.
Sus miradas se cruzan y no ve juicio allí; no ve que la mire como si fuera un montón de basura que hay que sacar del lugar. Es una mujer quebrada, y lo sabe, pero Él ve algo más. Es una mujer en bello quebranto.
Sus ojos encuentran la mirada de Jesús, franca, directa. Él sonríe. Estoy seguro. Considera que su visita es una sorpresa por demás agradable. Es un tesoro, no basura. No es que tan solo la acepta. Parecería que su visita fuera lo mejor de ese día.
Y debido a eso, la mujer se quiebra aún más. Ha llegado al punto en que casi no vive. De sus ojos fluyen lágrimas. En ese momento, lo único que puede hacer es reaccionar con sinceridad, porque el amor de Jesús es sincero.
La mujer cae al piso y empieza a besar sus pies sucios, sudorosos; no importa. Las lágrimas son el agua que Simón no le llevó para lavarlos. Y con claridad, ve lo que tiene que hacer en ese mismo momento. Pero, en realidad, no podría pedirle al anfitrión una toalla, ¿verdad? Así que se suelta el cabello.
En esa época, las mujeres usaban el cabello recogido si estaban en público. Si la mujer se soltaba el cabello ante un hombre que no fuera su esposo, eso se consideraba motivo de divorcio; algo indecente. Esta mujer, sin nombre para nosotros, usa sus lágrimas como agua y su cabello a modo de toalla. Una mujer sucia se ha convertido, entonces, en la personificación de la limpieza y purificación.
Y entonces, la mujer saca de entre sus ropas el perfume.
En esos tiempos, las mujeres solían llevar un frasquito de perfume colgando del cuello, lleno de algún aceite aromático. En el caso de la prostituta, habría sido importante por su actividad diaria; un poco de perfume, gota tras gota, por cada cliente.
Con una gota habría bastado para perfumar los pies del rabí. Pero ella vacía el frasco. Ya no necesitará este ungüento. Ofrece todo lo que tiene porque Jesús la ha cambiado por completo. No puede dejar de besar esos pies, ya tan limpios como para que el ritual también adquiriera otro sentido.
Escrituras
Acerca de este Plan
La vida verdadera está donde ya no hay más yo, allí donde todo parece estar patas para arriba. Deja que Jesús te lleve por ese camino en el que tu yo llegue a su fin. El camino que te lleva directamente a tu verdadera vida en Él.
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Nos gustaría agradecer a Peniel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://store.peniel.com/es/crecimiento-espiritual/469-patas-para-arriba.html