Patas para arribaMuestra
¿Cuál de los dos?
¿Los humildes son los que heredan la tierra? ¿En serio? Porque más bien parece que los que ganan son los ejecutivos, las estrellas de Hollywood, las celebridades de la TV, los que mueven el mundo...
“Humilde” y “manso” no son las palabras que te vienen a la mente cuando piensas en esa lista. Jesús dice que para ir hacia arriba hay que bajar; que la humildad es grandeza.
Jesús cuenta una parábola para ayudarnos a comparar los dos sistemas direccionales: el suyo y el del mundo. Es la historia de dos hombres. Uno es un fariseo. Los fariseos eran un grupo de personas que reaccionaban contra el creciente deterioro religioso del pueblo judío. Es entendible que quisieran volver a la religión antigua, que la cultura de su época estaba perdiendo.
La gente admiraba a los fariseos porque eran tipos importantes, comprometidos con la ley hebrea y tendían a ser instruidos, influyentes, de alta posición. Los ubicaríamos arriba de todo en la escala social.
Y en el extremo opuesto de la escala, debajo de todo, estaría el otro hombre de esta historia. Era un recaudador de impuestos. No solo cobrara impuestos para los romanos, sino que se le permitía rebuscar en los bolsillos de la gente para quedarse luego con una parte. Básicamente, era un traidor y un ladrón legalizado.
Así que entran al templo los dos tipos. Son personas que “confiando en sí mismos, se creían justos y que despreciaban a los demás”. Podría decirse que eran arrogantes o condescendientes; que andaban con la nariz para arriba.
Las cosas se habrían puesto un tanto incómodas porque todo el mundo sabría a quién se refería Jesús.
Cuando leemos algo como esto, nos resulta fácil pensar en gente que conocemos, a la que le cabe tal descripción. Casi enseguida, suponemos que la descripción le corresponde a otra persona, pero nunca a nosotros mismos. Sin embargo, apenas les adjudicamos estos adjetivos a los demás, nos convertimos justamente en parte del público al que se dirigía Jesús. Él le habla a una muchedumbre que piensa que está dirigiéndose a otra muchedumbre y no a ella.
Quizá pueda haber en tu interior un fariseo diminuto, pero muy persuasivo. Bienvenido al club. Porque el orgullo es el gran problema de la condición humana; no solo es uno de los “pecados mortales”, sino la madre de todos los demás. El fariseo sigue metiéndose en todo, no importa cuántas veces intentes echarlo. El problema es que lo alimentamos, le damos espacio para que crezca, le damos la oración en público y poco después es el que lleva la batuta en todo. Se requiere la constante vigilancia.
Escrituras
Acerca de este Plan
La vida verdadera está donde ya no hay más yo, allí donde todo parece estar patas para arriba. Deja que Jesús te lleve por ese camino en el que tu yo llegue a su fin. El camino que te lleva directamente a tu verdadera vida en Él.
More
Nos gustaría agradecer a Peniel por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://store.peniel.com/es/crecimiento-espiritual/469-patas-para-arriba.html