Patas para arribaMuestra

¿Quieres ser pobre?

La lección más conocida y famosa de Jesús se llama Sermón del Monte. Porque en el monte empezó a enseñarles a sus discípulos sobre un nuevo camino, una nueva forma de vivir.

Lo primero que dice promete la mayor recompensa a los que menos esperamos que la obtengan. Con esas primeras cinco palabras: “Bienaventurados los pobres en espíritu”, tal vez estés pensando: “¡Sí! ¡Yo! ¡Porque no tengo dinero!”.

Pero lo piensas un poco más, y dices: “Jesús quizá se equivocó”. Seguramente, quiso decir: “Bienaventurados los ricos”. Pero dice “en espíritu”, y veo que Jesús no está hablando del dinero en general. Con todo, el mensaje es el mismo. Pensamos que vive bendecido el que acaba con mucho dinero, no con mucha pobreza. Si le sumas a esto el hecho de que Jesús usa aquí una palabra que se traduce como “pobre”, pero que significa “quebrado”, “en la miseria”. “Bienaventurados los quebrados de espíritu”.

Lo que oímos y solemos usar es “quebrado”, o “en quiebra”, “en bancarrota”. “Bienaventurado eres cuando estás tan quebrado que no tienes nada para ofrecer”.

Jesús está diciendo que el reino de Dios empieza en ti cuando llegas al fin de tu yo, cuando ves que ya no tienes nada para ofrecer. Es precisamente lo opuesto a todo lo que solemos suponer en este mundo. En bancarrota; quebrado. ¿Cómo actúa quien llegó a ese punto? No vive como si lo tuviera todo, con una linda y prolija lista de respuestas y soluciones. Su ánimo se escurre por la alcantarilla. Y aquí Jesús está elogiando eso. Ese tipo que está en el basural: ese es el que gana.

Pero la sabiduría convencional que encontramos en casi todas partes nos dice que tenemos que irradiar confianza en nosotros mismos, que tenemos que ser autosuficientes. Es decir, que tenemos que ser ricos en espíritu y en todo lo demás; que tenemos que estar en la cima.

Jesús dice que el Reino empieza con un inventario cuya suma total equivale a cero. No tenemos nada para ofrecer y eso significa que estamos avanzando.