Permíteme presentarte a JesúsMuestra

Jesús es uno con el Padre, él es Dios

Yo y el Padre uno somos.

Esta declaración es un éxito de taquilla. Jesús se ubica a sí mismo en igualdad con el Padre. El Padre y el Hijo (podemos añadir el Espíritu) son uno en acción, propósito y poder, todo lo que implica que ellos son uno en naturaleza. El Padre y el Hijo son uno en su esencia natural. Eso es exactamente como los judíos lo entendieron, porque inmediatamente tomaron piedras para apedrearlo por blasfemo.

Entonces los judíos volvieron a tomar piedras para apedrearle. Jesús les respondió: Muchas buenas obras os he mostrado de mi Padre; ¿por cuál de ellas me apedreáis? Le respondieron los judíos, diciendo: Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.

Hace mucho tiempo, Agustín señaló que esta breve declaración refuta dos errores. Un error está asociado con Sabellius, quien enseñó que las tres personas de la Trinidad eran en realidad únicamente una persona y que el Padre se hizo el Hijo, murió en la cruz y entonces regresó como el Espíritu Santo. Muchos cristianos, aún hoy, piensan en la Trinidad de esa manera. Pero la Biblia enseña que hay tres personas distintas. Piensa, por ejemplo, en el bautismo de Jesús, cuando en una escena tenemos a Jesús en el agua, el Espíritu descendiendo como una paloma y la voz del Padre en el cielo. Es un solo Dios, pero tres personas.

Mucho más serio es la herejía de Ario, quien negó la deidad de Jesús. La palabra «uno» apunta al hecho que Jesús y el Padre tienen la misma naturaleza, de este modo refuta a los arianos, así como a los mormones, los testigos de Jehová y otras creencias similares.

Nuevamente, esto es exactamente como los hebreos entendieron a Jesús, los judíos que escucharon esa declaración conocieron su lenguaje y cultura, y quienes lo estaban mirando de frente. Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios.