Permíteme presentarte a JesúsMuestra

¡Tranquilo, Jesús está aquí!

La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.

Es increíble cuánto el Dios del universo quiere que nosotros tengamos su paz. O para ser más directo y personal: es increíble cuánto el Dios del universo quiere que tú tengas su paz.

Vemos esto muy fuerte en Juan 14. Es la víspera de la crucifixión de Jesús. Jesús está dejando a sus discípulos, y ellos están un poco disgustados. Están tristes y preocupados. Ellos han dejado todo para seguir a Jesús, y ahora todas sus esperanzas y sueños se han estrellado contra el suelo. Simultáneamente a eso, ellos se encuentran en considerable peligro físico. Están en muchos problemas.

A Jesús le importa, le importa profundamente. Su corazón se apaga por ellos, justamente como su corazón se apaga por ti.

El capítulo comienza con unas palabras amables que dice Jesús, «No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí», (Juan 14:1). Ahora, en el verso 27, nuevamente se dirige a sus almas atribuladas. «La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo».

Cuán fuerte y enfático es el corazón de Jesús para que tú descanses en su paz. «La paz os dejo, mi paz os doy»

Jesús te la ofrece. Solamente necesitamos recibirla. «¡Sí Señor! Yo recibo tu paz. Lléname con tu paz.»

Cuando te asalta la preocupación y el miedo, no los recibas. En su lugar, entonces, elige recibir la paz de Jesús. «No permitas que se turbe tu corazón ni lo dejes tener miedo». Este es el corazón de Jesús para ti.