Caminando con JesúsMuestra

El tratamiento del pecado

A muchos les parece difícil conciliar el Dios de amor con el Dios de justicia, pero Dios es uno, el mismo que ama es el mismo que no tolera el pecado. El mismo que estuvo dispuesto a dar su vida para cumplir en sí mismo toda justicia es quien nos quiere lejos del pecado que daña tanto nuestras vidas.

El pecado sólo engendra muerte, sólo paga con dolor. Cuanto más nos metemos en el pecado, más dolores nos produce.

Israel había traicionado su pacto, en la misma noche de haberlo celebrado. Cuán poco conocían al Dios a quien clamaron por libertad y nos sucede lo mismo hoy. Muchos fallamos porque no conocemos a Dios verdaderamente. Si a algo debiéramos consagrar nuestros días es a conocerle más.

Todo lo que Dios hizo desde el día cero hasta hoy lo hizo con el único fin de darse a conocer.

El pecado y la soberbia de Simón, el fariseo de las tres lecturas pasadas es el mismo tipo de orgullo con el que Dios trató, como nos cuenta hoy Isaías.

• ¿Tienes en ti, aún, rasgos de soberbia y orgullo?
• ¿Qué significa, para ti, conocer a Dios?
• ¿Cómo podemos hacer para conocerle más y amarle más, diariamente?