Soy felizMuestra
Me salvó, me perdonó
Sin ser merecedores de una nueva vida, un nuevo nacimiento y un nuevo pacto, el amor del Padre fue tan grande que por su gracia y misericordia permitió que su Hijo amado Jesucristo sufriera la maldición de la cruz para darnos salvación, vida eterna y hacernos participantes del Reino de los Cielos. Nos salvó de la muerte, porque estábamos vendidos a nuestros deleites y pecados. La sangre preciosa del cordero inmolado nos redimió de todos nuestros pecados, fuimos trasladados de muerte a vida, fuimos llamados a ser santos, así como el Hijo fue, es y será.
El apóstol Pablo explicó en una de sus cartas, que nuestra vida ya no era nuestra, sino que pertenece al Padre Celestial: ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. Fuimos comprados a precio de sangre y perdonados por el favor de Dios en nuestras vidas.
En todas las cartas del apóstol Pablo se puede apreciar que era un hombre que estaba realmente vendido a la causa de Cristo quien voluntariamente vino a morir por nuestra antigua condición y manera de vivir. Pablo no juzgaba a nadie, sino que era admirable su forma de ver la realidad de Cristo, confesó que él también era pecador y se le iluminó el alto precio de la sangre de Jesús que pagó por él y todos los demás. Al decir que nuestra vida ya no nos pertenece, es porque nos la compró Cristo y pagó precio de sangre. Esto quiere decir que ya no se trata de nosotros, de lo que podemos hacer, de los títulos que nos ganamos, de nuestros méritos o esfuerzos, sino que nuestra vida pertenece a Jesucristo, que Él habita nuestra vida, todo lo que hagamos se tiene que tratar de Cristo. Vivamos como hijos de luz, vendidos a la causa eterna del Padre. Espero puedas meditar en esto y tomar la decisión de realmente conocer a Cristo y poner tu vida en servicio de esta causa eterna y comprometerte, no para que la gente te conozca, sino para que conozcan al Dios vivo por medio de ti.
Oremos para que se nos ilumine esta verdad: Cristo nos compró, pagó con su sangre, ya no somos nuestros, le pertenecemos. ¡Qué gran noticia!
Acerca de este Plan
«Soy feliz», una declaración que debe estar en la boca de todo hijo de Dios. Este plan devocional está encaminado a mostrarte, las razones por las que debemos ser felices a pesar de las circunstancias y condiciones. Miel San Marcos, en su producción musical, habla de esta felicidad, y se ha plasmado en este plan, para tu edificación.
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Nos gustaría agradecer a Honey San Marcos de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Para obtener más información sobre estas organizaciones, por favor: https://www.youtube.com/user/Mielsanmarcos and http://www.elcentronetwork.org