¿Por qué siempre piensas lo malo?Muestra
Cambia tus pensamientos
Para dejar los pensamientos negativos y empezar a tener positivos, tenemos que cambiar la manera de procesar los datos que recibimos del mundo externo, la manera en la que los interpretamos. Empecemos a pensar, no como los fariseos, ¡sino como Jesús!, eso comienza desde que lo recibimos como Señor y Salvador porque somos nuevas criaturas y lo viejo pasó: la manera de razonar, juzgar... Tenemos la mente de Cristo y Dios ya hizo su parte; ¡falta la nuestra! Hay cuatro cosas por hacer para cambiar nuestra manera de pensar y perseverar en tener la mente de Jesús: veamos hoy las primeras dos.
Primero, ¡arrepentirnos!, palabra que viene del griego metanoeo. Meta significa cambio y noeo, mente; un cambio de mente, cambiar nuestra percepción, dejar de ser fariseos y ser como Jesús. Segundo, ¡dejar que el Espíritu Santo renueve nuestra mente! Cuando nos congregamos, alabamos y adoramos, permitimos que el Espíritu haga su trabajo, así como cuando leemos la Biblia y tomamos un tiempo cada día con Dios. Deshagámonos de la vieja naturaleza, la antigua manera de pensar y vivir que está corrompida por la sensualidad de este mundo y el engaño; en cambio, dejemos que el Espíritu renueve nuestros pensamientos y démosle el tiempo para trabajar. Los dominados por la naturaleza pecaminosa, la carne, las ideas de antes, piensan en lo pecaminoso en lugar de pensar en las cosas de Dios. Gálatas menciona las manifestaciones de la carne: ira, envidia...; pero los que son controlados por el Espíritu piensan en lo de él: su fruto que es amor. Alguien guiado por él, no odia, perdona, tiene gozo y paz, por eso analicemos nuestra manera de pensar. Respondámonos si somos guiados por la carne o por el Espíritu de Dios.
Acerca de este Plan
Los malos pensamientos vienen porque asumimos que debemos opinar sobre todo y, en especial, sobre los demás: «pienso...», «me parece...», «creo...». En este devocional veremos que la diferencia entre pensar mal y no hacerlo no está en los factores externos que influyen en nosotros, sino en el programa que tenemos en el cerebro y que determina cómo reaccionamos ante esas circunstancias.
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Nos gustaría agradecer a Andrés Corson de acuerdo con El Centro Network por proporcionar este plan. Si desea saber más sobre estas organizaciones, visite http://www.supresencia.com y http://www.elcentronetwork.com