La ley de reino: la ley de darMuestra

Es un privilegio ayudar a otros

En la segunda carta a los corintios, el apóstol Pablo habla acerca de una iglesia que rogaba, pedía participar del privilegio de poder ayudar, poder aportar para otros. Es crecer en ser dadivosos, eso es crecer en esta gracia del dar. Gracia que no opera a través de la mente carnal, sino a través de la vida del Espíritu de vida que no tiene nada que ver con la ley mosaica.

Es crecer en ser dadivosos como es nuestro Padre. Esto es crecer en las dimensiones de Cristo, es crecer en una esfera en donde no nos movemos por lo que el ojo ve; una de las dimensiones de Cristo es ser generoso; el diezmo es parte de la ley y los sabemos, pero nosotros no vivimos bajo la ley. Cristo nos redimió de la maldición de la ley, y nosotros ya no vivimos bajo la maldición de la ley. Sin embargo, tenemos que entender que hay cosas que menciona la ley como: no matar, no robar; que por no ser parte de la ley, nosotros no vamos a decir: como no estoy bajo la ley, pues ahora puedo matar y robar, no. 

Muchas de las cosas que menciona la ley, aunque no vivimos bajo la ley, son principios de vida, son principios de operación, y aunque el diezmo fue parte de la ley, existía, existió, y existe después de la ley, porque es una forma de operar en la vida, es una manera en la que nosotros vivimos y concebimos las cosas. Entonces a nadie se le ocurriría decir el día de hoy: eso de no matar es parte de la ley de Moisés, por lo tanto eso no aplica a nosotros; hay varias cosas en la ley que son mandamientos, que se entendían como normas de la ley en ese tiempo; pero que siempre existieron. No matarás aplica antes, durante y después de la ley; no decir falso testimonio, no fornicar, las leyes de retribución, la pena de muerte, todo esto ocurrió antes, durante y después de la ley, el diezmo existía antes de la ley, y sigue existiendo después de la ley; sin embargo tenemos que entender la motivación del corazón. 

Hay mucha gente que tiene problema con el diezmo, no tanto porque lo ven como una ley, sino por una condición del corazón, tenemos  que romper los parámetros naturales con los que hemos operado y comenzar a vivir la dimensión del reino en todos los aspectos para que podamos ver abundancia de Dios en todos ellos.