La ley de reino: la ley de darMuestra
Testimonio de vida, Juan Carlos
En 1998 regresé a Guatemala después de haber estudiado ingeniera de audio en Houston. Durante mi tiempo en Estados Unidos adquirí dos tarjetas de crédito; un líder de alabanza de la iglesia con quien yo tenía una amistad de varios años y a quien consideraba una persona honesta, me pidió que sacara tres mil dólares de una de las tarjetas de crédito para ayudarle a financiar su ministerio de alabanza y danza. Tan solo tenía veinte años y confié en su promesa de que me iba a dar pagos mensuales; ni siquiera me dio un solo pago, después de varios meses de no pagar su deuda conmigo, se volvió evidente que esta persona me había robado y me había estafado.
Mi trabajo de tiempo completo en Guatemala me pagaba doscientos sesenta dólares al mes, para mí, esa deuda de tres mil dólares parecía ser una montaña imposible de escalar, decidí entonces regresar a Estados Unidos y para poder hacer el viaje tome la decisión de vender el equipo de audio que tenía, a otro hermano de la misma iglesia, el cual me dio un pago y nunca pagó la diferencia. En resumen: cuando regresé a Estados Unidos en el año 2001, llegué con una deuda de cinco mil dólares y quinientos dólares en efectivo para sobrevivir hasta que encontrara un trabajo. Al llegar a Estados Unidos, Moncho, el guitarrista de Zona 7, me dio posada en su apartamento sin cobrarme renta, para ayudarme a salir adelante.
Recuerdo que el fin de semana que llegué, Moncho tenía que tocar la guitarra en una iglesia en Pasadena; sentado en la banca preocupado por mi situación financiera y por mi futuro en general, recordé la historia en la Biblia del rico y la viuda. El rico daba más dinero en su ofrenda, pero daba lo que le sobraba; la viuda daba poco comparado a lo que daba el rico, pero daba todo lo que tenía, y Dios consideró el sacrificio de la viuda con agrado.
En ese momento decidí dos cosas, la primera: no iba a permitir que el rencor me amargara la vida, así que decidí perdonar a aquellos que me habían robado. La segunda cosa: no iba a poner mi confianza y tranquilidad en cuánto dinero tenía, sino que iba a confiar en Dios, en su providencia y en su voluntad. Cuando pasó el plato de la ofrenda decidí dar los quinientos dólares que me quedaban, era todo el dinero que tenía en ese momento, cuando lo puse en el plato de la ofrenda, Dios cambio mi idea acera del dinero. En los siguientes meses Dios creo en mí, el hábito de dar constantemente, sin tener aprensión al dinero que daba.
Dios empezó a proveerme oportunidades de trabajo, y un trabajo producía un contacto para otro trabajo y el próximo trabajo pagaba más que el trabajo anterior, poco a poco, con mucho esfuerzo y la providencia de Dios, fui saliendo adelante, y cada año que pasaba veía mayor bendición que el año anterior. En dos años, no solamente pude pagar mi deuda, sino que Dios me proveyó con mucho más dinero de lo que esas personas me habían robado. Con respecto a dar, la Biblia dice: que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu derecha, así que no entraré en detalle acerca de cuánto dinero doy cada mes, pero sí te puedo decir que la experiencia de mi vida en cuanto a lo que la Biblia enseña acerca de la siembra y la cosecha, es verdad. No solamente en el ámbito de las finanzas; si siembras poco amor en las personas, cosecharás poco amor en tu vida, si siembras poco tiempo en tus seres queridos, cosecharás relaciones débiles; si siembras falta de perdón, cosecharás amargura; pero si siembras amor en las personas, te abundará el amor y los amigos; si siembras tiempo con tus seres queridos, cosecharás relaciones tan fuertes como el acero; y si siembras perdón, cosecharas paz en tu corazón. La ley de la siembra y la cosecha es una ley universal; si tu corazón no está anclado en tu dinero y eres generoso al dar y sembrar financieramente, Dios te proveerá con suficientes medios para que puedas bendecir a tu familia, a tus amigos y a tu comunidad.
Si deseas profundizar este tema, te invitamos a ver el sermón completo en este enlace de Vimeo https://vimeo.com/183409215
Escrituras
Acerca de este Plan
Muchas personas, a pesar de que han escuchado sobre la ley del dar, no lo viven; una cosa es entender de esta verdad, es haber escuchado esta verdad y tener el concepto mental; otra muy diferente, es ponerlo como una vivencia. Cuando Jesús hablaba acerca de esta ley del dar, quería el bienestar de las personas.
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Nos gustaría agradecer a Gerardo Cárdenas, pastor de la Iglesia El Centro Cristiano Alfa y Omega en Houston, y The Woodlands Center en The Woodlands, Texas; de acuerdo con El Centro Network para proporcionar este plan. Si desea saber más sobre estas organizaciones, visite http://www.enelcentro.org y http://www.elcentronetwork.com