La gracia triunfante de DiosMuestra

¿Quiénes corrompen la iglesia?

A esto, el apóstol agrega que quienes corrompen a la iglesia visible, contaminan su cuerpo, desprecian la autoridad y maldicen a los seres celestiales. Ni siquiera el arcángel Miguel, fue irrespetuoso con un inferior, pero estos son irrespetuosos con sus superiores. 

Judas, pronuncia la divina sentencia: ¡Ay de los que...! Sin la menor vacilación, compara a los pecadores y sus obras, con tres evidentes pecadores. 

Primero, «el camino de Caín», que nos lleva a entender que existe una religión natural que se acerca a Dios a su manera, confiando en sus propias obras; gratifica la carne y el ego religioso, que es aceptable a los no regenerados.

Segundo, «el error de Balaam», que debemos entender, como un «ministerio mercenario», que pervierte la doctrina del verdadero evangelio de gracia, para traficar con los dones del Espíritu, por amor a las ganancias deshonestas.

Tercero, «la rebelión de Coré», que apunta al desprecio hacia la autoridad y la dirección divina, crea sus propios seguidores. Es un esfuerzo por hacer nulas, las distinciones que Dios ha realizado para su propia gloria y para nuestro bien.

Los falsos se camuflan en lo genuino de la iglesia visible

En los versículos 12 y 13 de Judas, se ofrecen otras características de estos malhechores religiosos. Note particularmente, que se menciona que, sin ningún respeto convierten en parrandas las fiestas de amor fraternal que ustedes [los santos] celebran. Sin lugar a dudas, agrega más evidencias de que estos hipócritas, engañadores y engañados, están dentro de las congregaciones cristianas pero jamás han sido parte de la iglesia de Cristo. 

Desde la segunda mitad del versículo 13 hasta el 15 de la carta de Judas, se pronuncia su condenación. Para los creyentes que han caído, hay un camino de restauración; pero no para los apóstatas. En el versículo 16, Judas detalla otras características de estos falsos hermanos, cuyos rasgos lamentablemente se asemejan a los de muchos creyentes de nuestros días. 

Luego, Judas exhorta al pueblo de Dios, a recordar que los apóstoles de Cristo habían predicho que en el postrer tiempo habrá burladores que vivirán según sus propias pasiones impías.

Más adelante, Judas confronta a sus lectores mediante un número de exhortaciones necesarias y saludables, y termina con la oración que ahora vamos a ponderar. Una de las oraciones más solemnes de todas las epístolas, que concluye con una desbordante exclamación de alabanza, como no se encuentra en ninguna otra.