¿Cómo agrado a Dios en todo?Muestra
Una verdad que destruye el orgullo
Ciertamente, esta es una verdad que nos hará humildes, pues es un hecho, que por sí mismos los creyentes somos incapaces de cumplir con nuestro deber. Aunque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones y nos ha sido comunicado un principio de santidad (o nueva naturaleza), no obstante, por nosotros mismos somos incapaces de hacer el bien que ardientemente deseamos hacer. No solo desconocemos todavía muchos requerimientos de la voluntad revelada de Dios, sino que por las pasiones que batallan en nuestra alma, nos resistimos y tratamos de inclinar los corazones en dirección contraria.
Por lo tanto, es imperativo que continuamente dependamos que Dios suministre de su gracia. Aunque estamos ciertos, que el Señor completará su buena obra, no quita la necesidad de clamar: «Clamo al Dios Altísimo, al Dios que brinda su apoyo».
El privilegio de la oración, tampoco nos libra de la obligación de obedecer. Al contrario, en la oración pidamos que nos fortalezca, para cumplir con las tareas que requiere de nosotros. El privilegio y derecho del acceso al Padre por la obra del Hijo, no tiene el propósito de eximirnos del uso regular y diligente, de todos los medios que Dios ha señalado para nuestra santificación práctica.
Su plan, más bien es darnos la oportunidad de buscar la dirección divina en el uso de todos los medios de gracia. Nuestra responsabilidad, es pedir a Dios que obre en nosotros, «tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad». Nuestro deber es, no apagar el Espíritu, por negligencia o desobediencia, especialmente después de haber orado pidiendo su dulce influencia. Nuestro deber, es usar la gracia que ya nos ha dado.
Dios obra a través del Salvador, ya que el Dios de paz, no nos comunica ninguna gracia que no sea «por y a través» de nuestro Redentor. Todo cuanto Dios hace a nuestro favor, lo hace por amor a Cristo. Toda operación del Espíritu Santo, en nosotros es fruto de la obra meritoria de Cristo, porque fue quien procuró el Espíritu por nosotros, y también ha enviado su Espíritu a nosotros.
Toda bendición espiritual, que se nos ha concedido, es consecuencia de la intercesión de Cristo, en favor nuestro. Cristo no es solamente nuestra vida y nuestra justicia, sino también nuestra fuerza. «De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia».
Los miembros de su cuerpo místico, dependemos totalmente de la Cabeza. Si llevamos fruto es por nuestra comunión con Cristo, por permanecer en Él. Es muy importante, que tengamos una comprensión clara de esta verdad, si Jesucristo va a tener el lugar que le corresponde en nuestros pensamientos y afectos. La sabiduría de Dios, ha dispuesto las cosas de tal manera, que se exalta cada persona de la Deidad, en la estima del pueblo de Dios. El Padre como fuente de gracia, el Hijo en su oficio de mediador, como canal a través del cual fluye toda gracia hacia nosotros, y el Espíritu Santo como el que hace entrega efectiva de la misma.
Acerca de este Plan
Toda bendición espiritual, que se nos ha concedido, es consecuencia de la intercesión de Cristo, en favor nuestro. Cristo no es solamente nuestra vida y nuestra justicia, sino también nuestra fuerza. «De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia».
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Basilio Patiño author of the book «Prayer in the new covenant» Tomos 1, 2 and 3, director of the REMA Apostolic Ministerial Network, in agreement with El Centro Network. To learn more about the ministries visit http://www.redrema.org and http://www.elcentronetwork.com