¿Cómo agrado a Dios en todo?Muestra
La iluminación adquirida de la revelación divina, nos exige obediencia
Esto es importante, por cuanto el Dios que nos ha dado a conocer su pacto, ahora nos guía eficazmente, para actuar de modo que lo pongamos por obra, continuar hasta el fin, siendo solícitos en nuestras responsabilidades como pueblo redimido. No es suficiente que conozcamos su voluntad; es preciso que la pongamos en práctica. Mientras más la practiquemos, mejor la entenderemos, y comprobaremos su excelencia.
La voluntad de Dios, que debemos poner por obra, no es la voluntad secreta de Dios, sino su voluntad revelada, preceptiva. Es decir, se nos pide practicar las leyes y principios que el reino de Dios establece. La voluntad revelada de Dios, debe ser nuestra única regla de conducta.
Muchas cosas que hacen ciertos creyentes, si bien son admiradas y aplaudidas por sus semejantes, no son más que «culto a la voluntad», no son más que andar con base a «mandamientos de hombres». Los judíos le agregaron sus propias tradiciones a la ley divina, instituyendo ayunos, fiestas y reglas, de invención propia. «Haciendo él en vosotros lo que es agradable delante de él». Estas palabras, confirman lo que acabamos de decir, lo único que es aceptable para Dios, es aquello que se ajusta a la regla que Él mismo ha establecido.
Las palabras, «delante de él», demuestran que Dios mira y evalúa, cada una de nuestras obras como hijos de Dios. Al consultar otros pasajes, encontramos que a Dios, solo le agradan las obras que nos ha encomendado hacer y que son hechas en su temor. Solamente aceptará, las que proceden del amor, y que se hacen, con la única intención de glorificarlo.
No debemos tener otra meta ni otro esfuerzo que no sea: «Que vivan de manera digna del Señor, agradándole en todo. Esto implica dar fruto en toda buena obra». En otras palabras, las únicas buenas obras que Dios acepta, son las que se derivan de la buena obra de Cristo a nuestro favor. Sin embargo, para hacer esto, necesitamos que Dios nos capacite. Aun después de ser regenerados, dependemos totalmente de Dios. A pesar de la vida, la luz y la libertad que nos ha dado, no tenemos fuerza propia, para hacer lo que Dios nos pide. Cada uno debe reconocer: «Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo», pero gracias a Dios por Jesucristo quien, por el poder del Espíritu Santo, nos fortalece en todas nuestras debilidades y nos ha hecho más que vencedores, en todas estas cosas.
Acerca de este Plan
Toda bendición espiritual, que se nos ha concedido, es consecuencia de la intercesión de Cristo, en favor nuestro. Cristo no es solamente nuestra vida y nuestra justicia, sino también nuestra fuerza. «De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre gracia».
More
Basilio Patiño author of the book «Prayer in the new covenant» Tomos 1, 2 and 3, director of the REMA Apostolic Ministerial Network, in agreement with El Centro Network. To learn more about the ministries visit http://www.redrema.org and http://www.elcentronetwork.com