Cuénteme un CuentoMuestra

HISTORIA #1: El infierno La tercera y última parte de la maldición es la condenación a una eternidad en el infierno, primero en alma y después en alma y cuerpo. Parece que hoy en día la gente no lo toma en serio; después de todo, nadie ha visto jamás esa realidad y ha vuelto para hablar sobre ella. Los adultos usan la palabra infierno como un condimento para darle énfasis a una frase, o bien en la escena de las caricaturas de "Al Otro Lado del Mundo", donde un diablo vestido de rojo con tridente y cuernos maltrata a los infelices que lo rodean. Parece que la mayoría de los seres humanos, y tristemente la mayoría de los cristianos, no creen en un infierno literal. Jesús sí; él ayudó a diseñarlo: es un lugar de desolación, tormento, odio y desesperación eternos. Jesús sí, lo experimentó en la cruz para liberarnos de esa amenaza. Jesús sí, y describió esa desdicha en esta parábola: “En el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces, gritando, dijo: “Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama” (Lucas 16:23,24). ¿Lo entendió? Hasta el mínimo alivio que proporciona un sorbo de agua se les negará a las personas que han rechazado a su Salvador. Por favor, usted tiene que escuchar la voz absolutamente sincera de Jesús.