Nuestro ritmoMuestra
El ritmo del asombro
Siempre he sido el madrugador de la casa. Cada mañana me siento en la silla gris de mi escritorio con un café negro en la mano mientras espero que mi familia despierte Este ritmo diario, antes de que los niños se levanten y que las pisadas de sus piececitos resuenen en las escaleras, antes de que los almuerzos y las mochilas salgan para ir a la escuela, es una hora de la mañana que me ayuda a establecer el tono para todo el día.
Uno de mis momentos favoritos es cuando Jenni baja la escalera, generalmente en pijama, en busca de su primer café del día. Nunca deja de sorprenderme. No puedo evitar detenerme y mirar asombrado a esa mujer bajando las escaleras. Literalmente me deja sin aliento. Por mucho que me guste la tranquilidad de la mañana, es precisamente este momento, este ritmo, lo que más anhelo cada día. Cuando la veo bajando la escalera no puedo evitar pensar: ¡Oh! ¡Esa mujer es mi esposa!
Cada día al despertar podemos hacer una elección. Podemos disfrutar el día o sobrevivir a duras penas. Podemos optar por ver a nuestro cónyuge como un regalo extraordinario o simplemente como una parte inalterable de nuestra rutinaria vida. Podemos recibir cada día con alegría y gratitud como una nueva oportunidad para conocernos y descubrirnos, o creer la mentira de que ya conocemos todo lo que hay que saber de la otra persona. La elección es nuestra. El asombro depende de cómo lo percibimos. Las parejas exitosas eligen ver el mundo con ojos de maravillado asombro.
El asombro se define como gratitud, alegría y reverencia. Un profundo sentido de admiración e inspiración que rompe tus expectativas y no se deja clasificar fácilmente. Nos detiene en seco y nos deja sin aliento. El asombro se encuentra en lo más profundo de nosotros y nacimos para experimentarlo regularmente. Está latente esperando ser avivado. Como nos dice Eclesiastés 3:11: “Dios puso en la mente humana la noción de eternidad”. Sin dosis regulares de asombro nuestras almas pueden comenzar a marchitarse. Como señaló Albert Einstein: “La emoción más hermosa que podemos experimentar es lo misterioso… Aquel para quien esta emoción es ajena, aquel que ya no puede detenerse asombrado y permanecer maravillado y extasiado, vale tanto como un muerto”. Si perdemos nuestro sentido de asombro o admiración mutua, nos dirigimos hacia el desastre. Fuimos creados para el asombro, para la vida, para deleitarnos en agradecimiento por el gran don de la vida, por las relaciones, por cada uno.
Cuando diariamente elegimos ver el mundo de esta manera milagrosa, encontramos que lo ordinario se transforma en extraordinario. Descubrimos la maravilla justo en medio de lo mundano. El cielo nocturno estrellado, la puesta de sol iluminando las nubes, mi hermosa esposa bajando las escaleras en pijama cada mañana. Lo que parecía ser normal se vuelve divino cuando permito que Dios abra mis ojos para ver la belleza de cada cosa.
PRACTICA:
- Haz una lista de gratitud anotando lo que observas sobre tu cónyuge.
- Envíale un mensaje de texto rápido cada mañana o tarde con algo por lo que le estés agradecido.
- Tomen un maravilloso paseo juntos por un sendero rodeado de árboles.
- Oren para que sus ojos vean las maravillas escondidas en medio de lo mundano. Ponte la meta de encontrar al menos un momento de asombro cada día.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Conoces a esas parejas que parecen prosperar de verdad? ¿Los afortunados que, de alguna manera, siguen locamente enamorados después de décadas? Resulta que ese tipo de matrimonio no está destinado solo a unos pocos elegidos. Los matrimonios más saludables comparten un secreto transformador: los ritmos intencionales. Chris y Jenni Graebe te invitan a descubrir cuáles son esos ritmos fundamentales y los resultados que pueden tener en tus relaciones si los pones en práctica.
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