Nuestro ritmoMuestra
INTRODUCCIÓN
No llegaremos por accidente
Prosperar juntos en una vida que amamos no es accidental. Se necesita tiempo, esfuerzo y compromiso intencional para desarrollar un ritmo propio como pareja. Podemos elegir mil maneras para vivir nuestra vida juntos. Tenemos mil voces que nos atraen desde mil direcciones diferentes en todo momento. Todos tenemos una visión de la vida que deseamos, pero hasta que no pongamos propósito, intencionalidad y acción detrás de esa visión, permaneceremos atrapados en la corriente del mundo que nos rodea. Necesitamos un conjunto de ritmos intencionales que nos guíen hacia la vida y el matrimonio que visualizamos.
Dietrich Bonhoeffer dio este hermoso consejo en una boda a una joven pareja:
“Hoy son jóvenes, están muy enamorados y creen que su amor puede sostener el matrimonio. No puede. Dejen que el matrimonio sostenga su amor”.
Este tipo de amor, abundante, maduro y próspero, que todos anhelamos requiere un deseo profundo y una dirección intencional. Los ritmos constantes que elegimos para llenar nuestro matrimonio y nuestra vida avivarán el fuego de esa llama inicial o la apagarán por completo. Ya sea que nos demos cuenta o no, tenemos un “ritmo propio”. La pregunta es, ¿hacia dónde nos lleva? ¿Nos gusta la pareja que nuestro ritmo está formando? Y si no, ¿cómo lo cambiamos?
Una de mis Escrituras favoritas dice: “Confía en el Señor y haz el bien” (Salmo 37:3). Tenemos la increíble oportunidad de participar con Dios en la creación de una buena vida, una vida que valga la pena vivir. La palabra hebrea hacer en este versículo es asa que también significa "ofrecer", "dar a luz", "preparar" y "propiciar". Mantener nuestra esperanza y confianza en Dios para hacer lo que solo Él puede hacer es el primer paso, pero no podemos detenernos allí. No es suficiente sentarse y confiar, esperando que la vida y el matrimonio que deseamos vengan y aterricen en nuestra puerta. También se nos ha encomendado actuar. De hecho, se nos ordena actuar. Confía y haz.
Echemos un vistazo rápido a la siguiente palabra del versículo: bueno, que es la palabra hebrea tob que significa "hermoso", "mejor", "abundante", "próspero” e incluso" precioso." Es exactamente la misma palabra que Dios usa en Génesis para describir la conclusión de su creación (Génesis 1:31). Piensa en las implicaciones de esto: nuestro amoroso Dios nos ha diseñado intencionalmente para asociarnos con Él en la valiosa formación de nuestras vidas. Dios, en su bondad infinita, nos otorgó el poder de elegir y la capacidad de diseñar una vida hermosa. A través de su gran sabiduría y amor, Él no solo nos acomoda en una vida pujante, sino que amablemente nos invita a participar activamente en ella.
Con relación a nuestro matrimonio, esto significa que nunca nos estancamos. Tú y yo podemos participar en la formación del matrimonio. Para bien o para mal, los ritmos que elegimos para llenar constantemente nuestras vidas determinan la pareja en la que nos convertimos y la relación que creamos. Nuestros hábitos se convierten en nuestro volante.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Conoces a esas parejas que parecen prosperar de verdad? ¿Los afortunados que, de alguna manera, siguen locamente enamorados después de décadas? Resulta que ese tipo de matrimonio no está destinado solo a unos pocos elegidos. Los matrimonios más saludables comparten un secreto transformador: los ritmos intencionales. Chris y Jenni Graebe te invitan a descubrir cuáles son esos ritmos fundamentales y los resultados que pueden tener en tus relaciones si los pones en práctica.
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