Nuestro ritmoMuestra
El ritmo del servicio
Uno de los grandes regalos que recibimos al iniciar nuestro matrimonio fue la oportunidad de aprender de un puñado de inspiradoras y extraordinarias parejas a quienes admirábamos; amablemente derramaron su sabiduría sobre nosotros los jóvenes. Uno de los ritmos que descubrimos en estas parejas, y lo vemos en parejas exitosas que seguimos es la intención con que se sirven el uno al otro. Parece ser un valor clave de forma generalizada. Piensa en las parejas que admiras y te prometo que si trazaras sus ritmos semanales, enfocarse en las necesidades del otro encabezaría la lista.
Casi de manera involuntaria, la mayoría de nosotros se levanta cada mañana pensando primero en sus propias necesidades. Necesito un café... Hoy tengo esa reunión... Mis músculos están rígidos; me serviría un masaje... Despertamos conscientes de nuestras propias necesidades y de nuestra propia agenda. Como dijo Jan Peterson:
"Todos comenzamos siendo egocéntricos. Nuestros deseos son nuestro mundo".
Lleva mucha práctica y remarcable intención entrenar nuestros ojos para ver de manera diferente. Ningún matrimonio puede florecer cuando nuestros ojos están enfocados en nosotros mismos.
De hecho, una vida enfocada solamente en nosotros, no es una vida en absoluto. Un pastor amigo dice:
"Las personas interesadas solamente en sí mismas tendrán mayor dificultad en la vida y causarán mayor peligro a los demás".
Las personas que constantemente eligen mostrar interés genuino en quienes les rodean son excepcionales y magnéticas. Gravitamos hacia ellas. Si el matrimonio sirve a una sola persona, comenzará a desintegrarse. Debemos enfocar deliberadamente nuestra mirada eligiendo ver, cuidar y conocer el mundo de nuestro cónyuge tan bien como el nuestro. Las parejas exitosas están verdaderamente interesadas en la vida del otro.
Quitarnos del centro de nuestro universo y caminar al ritmo del servicio trae gran alegría a nuestro cónyuge, también recibimos los beneficios. Como dijo la poeta Maya Angelou:
"No deberias ir por la vida con un guante receptor de béisbol en ambas manos; necesitas poder lanzar algo de vuelta".
Mientras maduramos en la vida y el matrimonio, reforzando nuestra habilidad de ver más allá de nuestras necesidades y deseos, descubrimos que "lanzar algo de vuelta" es muy placentero. De hecho, ¡es uno de los placeres más grandes de la vida! Cuando hacemos todo lo posible por hacer feliz a alguien, la alegría se vuelve propia.¿Cuándo fue la última vez que fuiste más allá de lo posible para servir a tu cónyuge y viste su rostro resplandecer de gozo? No hay nada como eso.
En las Escrituras se narra una impactante historia sobre el servicio cuando Jesús está a unas horas de experimentar su brutal muerte en la cruz. En ese momento, en el aposento alto con sus discípulos, hubiese sido fácil para Él recibir elogios y palabras de ánimo mientras veía el futuro que estaba a punto de enfrentar. Pero, ¿qué hizo Él en cambio? Sirvió. Ató una toalla alrededor de su cintura, tomó la posición más baja que pudo y fue de persona en persona, lavándoles los sucios y olorosos pies (Juan 13:1-17).
Cuando elegimos servir a otros, nos parecemos más a nuestro Salvador. No servimos porque sea fácil o por lo que podamos recibir a cambio. Servimos porque ese es el ritmo mostrado por Aquel a quien seguimos. No digo que lavar la ropa sudada del gimnasio de tu marido o meter tu mano en el agua sucia y pantanosa del lavaplatos sea lo mismo que Jesús lavando los pies de los discípulos, pero podemos adoptar la misma actitud y el mismo corazón que Jesús tuvo en esa increíble noche. El corazón de un siervo. Resístete al impulso de llevar el puntaje. Sirve sin la expectativa de recibir algo a cambio. Tira la anotación de puntajes y confía en que Dios cuidará de ti.
Practica:
- Esta semana dedica tu tiempo para escuchar a tu cónyuge sobre su vida. Pídele que te comparta algunas cosas en las que tú podrías servirle de manera significativa.
- Crea un hábito diario de servir a tu cónyuge. Encuentra una tarea pequeña pero específica que puedas hacer para comunicarle tu amor. Luego, practícalo constantemente.
- ¿Qué es lo que tu cónyuge te ha pedido hacer desde hace un tiempo? ¿Cambiar los focos en el pasillo? ¿Ir de campamento? ¿Planear una cita? ¿Iniciar la intimidad? Reflexiona sobre sus conversaciones y escoge algo con lo que puedas sorprenderlo
- ¿Cuál es el don especial de tu cónyuge? Obsérvalo esta semana y nombra un área en la cual tu cónyuge brilla.
Escritura
Acerca de este Plan
¿Conoces a esas parejas que parecen prosperar de verdad? ¿Los afortunados que, de alguna manera, siguen locamente enamorados después de décadas? Resulta que ese tipo de matrimonio no está destinado solo a unos pocos elegidos. Los matrimonios más saludables comparten un secreto transformador: los ritmos intencionales. Chris y Jenni Graebe te invitan a descubrir cuáles son esos ritmos fundamentales y los resultados que pueden tener en tus relaciones si los pones en práctica.
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