Más valiente: Una mirada a la fe intrépida de personas imperfectasMuestra

Día 6: Mujer Sanada

Mateo, Marcos y Lucas dan un relato de esta mujer en particular que buscaba la curación de Jesús. Tiene demasiado miedo de pedirle a Jesús que la sane, así que simplemente toca el borde de su manto, confiando en que él tiene suficiente poder para sanar de esta manera. Ponte sus sandalias por un minuto. Ella ha estado enferma por doce años. Piensa en alguien que conozcas que tenga doce años, o tal vez tú tengas doce. ¡Esa es toda su (o tu) vida! No importa la edad que tengas, doce años es mucho tiempo para estar enfermo. La enfermedad de la mujer la hacía sangrar. Desde el punto de vista médico, esto significaba que probablemente estaría cansada todo el tiempo, probablemente incapaz de realizar las tareas cotidianas normales con frecuencia. Religiosamente, como judía, esto significaba que era “inmunda” y no pudo participar en algunas de las actividades religiosas--durante doce años. Imagínate el cansancio y la soledad que debió sentir. Además de eso, ningún médico había podido ayudarla y no le quedaba dinero para intentar mucho más. ¿Qué más se podría hacer de todos modos?

Entonces Jesús paseaba por la ciudad, cuando un hombre rico e importante le pidió que fuera a su casa a curar a su hija. La mujer había oído claramente acerca de Jesús y lo que Él podía hacer mientras esperaba que el tocar su túnica la sanara. Ya sea que estuviera tratando de no molestar a Jesús o que le avergonzara pedirle ayuda (o una combinación de ambas), lo hizo... ¡y funcionó! Asombrada, la mujer parecía querer pasar desapercibida, pero Jesús dejó lo que estaba haciendo para hablarle directamente.

Ahora imagina ese momento. Has tratado de pasar desapercibida, obtienes lo que estabas buscando y de repente Jesús para y dice “Quién me ha tocado?” Si corres, sería obvio. Si miras al rededor como si no fueras tú, ¿lo sabrá de todas formas y será la cosa peor al ser regañada por no decir nada? La mujer decide confesar y bajando su mirada lo admite—en frente de todos. A todos los que hemos tenido la oportunidad de leer la Biblia y ver cómo Jesús trata a las personas, no nos sorprende la respuesta amable de Jesús, pero a esta mujer y a los que la rodeaban probablemente les sorprendió. Jesús se toma un momento mientras se apresura a ayudar a otra persona y habla con la mujer, elogiándola por su fe. Jesús le dice que su fe es lo que la ha curado. Su fe? Intentó ser lo más anónima posible. No quería llamar la atención y tal vez se sintiera desesperada; probablemente no se sentía lo suficientemente digna para pedir ayuda. No obstante, acudió a Jesús con el valor que pudo reunir, y fue suficiente. Jesús no pide una gran fe en comparación con la de los demás; simplemente nos pide que vayamos a Él con toda nuestra fe. Solo eso requiere valentía, pero ten por seguro que Él tomará las riendas a partir de ahí.

Preguntas de reflexión/discusión:

1. ¿Hay algún área en tu vida en la que te haya faltado valentía porque sientes que no eres lo suficientemente bueno?

2. ¿Alguna vez has visto a Jesús tomar algo que pensabas que no era bueno y hacer algo maravilloso con ello? Explica o compártelo.

3. ¿Qué crees que deberías llevarle a Jesús aunque tengas miedo de hacerlo?