Devocionales diarios con Greg LaurieMuestra

No el anzuelo, sino el mordisco

La pregunta surge al considerar si Judas Iscariote fue un simple peón de ajedrez. Ya que lo que él hizo acerca de la muerte de Jesús, resultó en la salvación de toda la humanidad, ¿no es cierto? Si, pero vamos a considerar esto: simplemente porque algo bueno vino a pesar de su traición, esto no justifica sus actos.

En la cruz, por hablar de algún modo, había dos fuerzas. Tanto Dios el Padre como el diablo se movían hacia el mismo evento: la muerte de Jesucristo. El diablo quería que Jesús fuera parado y silenciado. Quería que cesara o desistiera. Del otro lado, el objetivo de Dios el Padre era que Jesús nos redimiera de nuestros pecados. Así que los objetivos eran completamente diferentes, pero un sentido, se movían en la misma dirección.

Pero esto es lo que tenemos que considerar: Judas estaba haciendo el trabajo del diablo. Es importante anotar que él inició la traición de Cristo (ver Mateo 26:14). Judas inició todo. Él fue el que lo puso en movimiento. Nadie le forzó a hacerlo. Era responsable de las decisiones que tomaba.

Lo que vino después fue usado para la gloria de Dios, pero esa no era en ningún caso la intención del diablo. Judas no fue una víctima de las circunstancias o un arma pasiva de la providencia. Tomó esta decisión por si mismo. Si, el diablo vino a él y metió ese pensamiento en el cerebro de Judas para traicionar a Cristo. Leemos en Juan 13:2: "El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús". Pero Judas podía haber resistido la tentación, igual que nosotros podemos resistir cualquier tentación. El hecho es que el diablo encontró un arma bien dispuesta en Judas. Se comió el anzuelo, corrió con él, y traicionó al Señor.

Recuerda, no es el anzuelo el que constituye una tentación, sino el mordisco.

Resumen: Judas se comió el anzuelo de la tentación, pero podía haber resistido. ¿Y tu?

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