Segunda Palabra

FAVOR-GRACIA

Entonces el ángel le dijo: "María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios" (Lucas 1:30).

El mensajero más importante del cielo ha sido enviado directamente desde el trono más poderoso del universo para entregar la noticia más importante que cualquier ser humano haya recibido jamás... a una jovencita pobre de un pueblo apartado en el conflictivo borde exterior del Imperio Romano.

En este día, aproximadamente seis meses después de visitar a Zacarías junto al altar del incienso, el arcángel Gabriel se dirige a la ciudad de Nazaret, en Galilea, para comunicar a una jovencita asustada que pronto se convertirá en la madre del Redentor del mundo entero. Ella ni siquiera está casada todavía, pero está a punto de recibir la noticia de que su primogénito será el "último Adán", que reparará todo lo que el Adán original hizo mal.

Isaías había previsto este acontecimiento más de setecientos años antes. "He aquí que la virgen concebirá y dará a luz un hijo", escribió, "y llamará su nombre Emanuel" (Isaías 7:14). El profeta había escudriñado a través de los siglos y vio un día en el que una adolescente que nunca había conocido a un hombre se encontraría milagrosamente llevando en su vientre al niño que literalmente sería "Dios con nosotros".

Al llegar, el mensaje de Gabriel comienza con un saludo notable: “¡Alégrate, muy favorecida, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres!” (Lucas 1:28).

“¿Muy favorecida”? ¿Por qué? Si pudieran ver este evento, los eruditos, abogados y rabinos eruditos de Jerusalén quedarían desconcertados por la selección de esta joven para tal visita. Y quedarían atónitos por el pronunciamiento angelical de que ella, entre los millones de personas de la tierra, es el objeto del favor divino de Dios. No tiene credenciales. Nadie que importe ha oído hablar de ella ni de sus padres. Y es del extremo equivocado del país. En esa era, los ciudadanos urbanizados de Jerusalén tendían a ver a los de la Galilea rural como algunos llamarían hoy patanes sin educación. Y sin embargo, allí está el arcángel del Altísimo, diciéndole a una jovencita que es "muy favorecida" y "bendita entre todas las mujeres".

La respuesta de María al saludo del ángel es más o menos la de esperar. Está sorprendida, alarmada, fascinada y confusa, todo al mismo tiempo. Se pregunta qué podría querer decir el mensajero al dirigirse a ella con esos términos. ¿Quizás se haya equivocado de casa? Gabriel, percibiendo sus preguntas, la tranquiliza llamándola por su nombre:

“María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios” (Lucas 1:30).

Ahí está esa palabra otra vez: gracia. Es evidente que es una palabra importante para Dios. Tal vez necesitemos saber más sobre ella.

Mientras tanto, debes saber que tú y yo tenemos algo en común con esa joven galilea. Tampoco tenemos credenciales. Al menos no de ninguna manera que importe en el esquema eterno de las cosas, sin importar cuántos títulos, certificaciones y premios podamos tener. Sin embargo, como estamos a punto de ver, nosotros también hemos sido altamente favorecidos. También nosotros hemos sido invitados a participar en el glorioso plan de Dios para salvar al mundo.

¿Alguna vez has recibido una noticia inesperada y totalmente inesperada? A la mayoría de nosotros nos ha pasado. Pero ninguna persona en la historia del mundo ha recibido noticias más inesperadas o alucinantes que el mensaje que María escuchó de un heraldo celestial una noche:

"No temas, María, porque has hallado gracia con Dios. Y he aquí, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre. Reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin" (Lucas 1:30-33).

María no es un rabino erudito, pero las implicaciones de estas palabras son bastante claras para ella, tal como lo habrían sido para cualquier judío devoto de esa época.

El mensajero de Dios acaba de decirle que va a dar a luz al tan esperado Redentor-Liberador de Israel. Ella reconoce las palabras, "Hijo del Altísimo" como una referencia al Mesías. Reconoce las frases

"Su reino no tendrá fin" y "sobre el trono de David su padre" provienen de la profecía de Isaías sobre el futuro Mesías. La misma profecía que dice que el Mesías surgirá "en Galilea de los gentiles" (Isaías 9:1).

Qué mensaje para que una jovencita lo asimile y procese. Pero hay algo más que quiero que notes sobre este mensaje angelical. Por segunda vez, en los primeros momentos de este encuentro, el ángel declara que María ha "hallado gracia ante Dios". Creemos que sabemos lo que significa esta palabra.

En mi experiencia, la mayoría de nosotros tenemos un concepto de favor que implica que alguien con autoridad reconozca nuestras buenas cualidades. En otras palabras, pensamos que el favor es una recompensa que, de alguna manera, nos hemos ganado o Merecido. Así es como tendemos a pensar en ello. Cuando estás solicitando un trabajo y tu currículum es uno de los cincuenta que se encuentran en una pila sobre el escritorio del que toma las decisiones, esperas que tu currículum llame la atención porque sabes que eres ideal para el puesto y que harás un gran trabajo. El desafío es tener la oportunidad de demostrarlo. Por lo tanto, oras por "favor".

No te equivoques, hay una clase de bendición del cielo que hace que destaques entre la multitud. La bendición del Señor puede hacer y hace que la gente te vea con buenos ojos, pero ese no es el significado de la palabra que Gabriel le dijo a María.

Lucas escribió en griego, un lenguaje extremadamente preciso. Y la palabra inglesa traducida como "favor" en Lucas 1:30 es la palabra griega charis. Esta palabra aparece 136 veces en el Nuevo Testamento, lo que nos dice que es un concepto muy importante en el Nuevo Pacto que Dios estableció a través de la muerte y resurrección de Jesús. Sin embargo, sólo seis veces se traduce como "favor".

Las otras 130 veces charis se traduce como "gracia". Esto se debe a que en el significado de charis está profundamente arraigado el concepto de un "regalo", algo maravilloso que es completamente gratuito y no merecido. No es casualidad que el cristiano promedio en la calle le diga que la definición oficial de gracia es "favor inmerecido".

Como estamos a punto de ver, la historia del nacimiento es la historia del regalo más grande jamás dado. Y en esta noche, María ha sido informada de que ha sido elegida para entregar literalmente ese regalo al mundo. Altamente favorecida, en verdad.