Una vida de intimidad con DiosSample

Tu desierto pasará

“Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto”, Lucas 4:1.

Nuestro mayor desierto fue en el área de la salud. Años de pelear, cara a cara, con el dolor y la enfermedad. Un día, un amigo nuestro llamado Fernando nos dijo una frase inspirada en Eclesiastés capítulo 3. Él dijo: “esto también pasará”. Escúchalo una vez más: “Tu desierto pasará”. El desierto de Jesús pasó; el nuestro pasó. Tú puedes confiar en Jesús. Él te guiará a salir del peor desierto de tu vida.

Cuenta la leyenda que en el principio de los tiempos se reunieron varios demonios para maquinar una maldad. Uno de ellos dijo: “Debemos quitarles algo a los hombres pero, ¿qué les quitamos?”. Después de mucho pensar uno dijo: “¡Ya sé!, vamos a quitarles la felicidad, pero el problema va a ser dónde esconderla para que no puedan encontrarla”.

Propuso el primero: “Vamos a esconderla en la cima del monte más alto del mundo”, a lo que inmediatamente repuso otro: “No, recuerda que tienen fuerza, alguna vez alguien puede subir y encontrarla, y si la encuentra uno, ya todos sabrán donde está”.

Luego propuso otro: “Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar”, y otro contestó: “No, recuerda que tienen curiosidad, alguna vez alguien construirá algún aparato para poder bajar y entonces la encontrará”.

Uno más dijo: “Escondámosla en un planeta lejano a la tierra”. Le dijeron: “No, recuerda que tienen inteligencia, y un día alguien va a construir una nave en la que puedan viajar a otros planetas y la van a descubrir, entonces todos tendrán felicidad”.

El último de ellos era un demonio que había permanecido en silencio escuchando atentamente las propuestas de los demás. Analizó cada una de ellas y entonces dijo: “Creo saber dónde poner la felicidad para que realmente nunca la encuentren”. Todos voltearon asombrados y preguntaron al mismo tiempo: “¿Dónde?”. El demonio respondió: “La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera, que nunca la encontrarán”. Todos estuvieron de acuerdo y desde entonces ha sido así.

Recuerda que la esencia del cristianismo es rendir tu vida para que el Dios de toda la gloria viva en tu corazón. De ese modo, la paz, la realización personal y la felicidad auténtica serán una realidad tangible en tu vida.

“Amado Señor, he buscado la paz y el sentido de realización en tantas cosas menos en ti. Quiero experimentar tu llenura para que lo que haga surja de tu abundancia. En Jesús. Amén”.