Una vida de intimidad con DiosSample

Manifestación de la gloria

“...La gente le buscaba, y llegando a donde estaba, le detenían para que no se fuera de ellos. Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios; porque para esto he sido enviado”, Lucas 4:42-43.

¿Por qué razón los habitantes de Capernaum no querían que Jesús abandonara la ciudad? Para contestar esta pregunta tendremos que retroceder un día en la agenda de Jesús. El maestro comenzó esa jornada liberando a un endemoniado en la sinagoga (Lucas 4:33-35); luego, reprendió la fiebre de la suegra de Pedro (Lucas 4:38-39) y finalmente, cuando el sol se ponía, todos los enfermos y endemoniados de la ciudad fueron traídos para que Él los sanara, Lucas 4:40-41. Después de semejante ‘éxito’ ministerial era lógico que la ciudad entera deseara la permanencia de Jesús en sus contornos.

Capernaum fue una de las pocas ciudades, en toda la nación de Israel, en recibir incontables bendiciones, Lucas 4:23. Se dice que en Capernaum Jesús tenía su casa, Marcos 2:1; 9:28 y 33. Allí vivió durante una buena parte de su ministerio. Enseñó en la sinagoga con mucha frecuencia (Marcos 1:21) y predicó su famoso mensaje acerca ‘del pan de vida’, Juan 6:25-59.

En Capernaum vivió Pedro, Lucas 4:38-39. También Jairo, el padre de la niña resucitada, Lucas 8:41-56; Marcos 5:41-42. Tuvo su hogar el militar romano cuyo siervo estuvo a punto de morir, Lucas 7:1-10. Fue allí donde cuatro amigos hicieron un boquete en el techo de una casa para que Jesús sanara a un paralítico, Marcos 2:1-12. A pesar de los milagros espectaculares realizados por Cristo, la ciudad de Capernaum nunca se convirtió. Con dolor en su corazón Jesús pronunció una sentencia sobre ella: “...habitantes del pueblo de Capernaum... déjenme decirles que van a ser enviados a lo más profundo del infierno...”, Mateo 11:23-24 (TLA).

¿Cómo es posible que una ciudad tan favorecida se haya mantenido indiferente al llamado de Jesús? Los milagros portentosos realizados por el Maestro no bastaron para que sus habitantes se convirtieran de sus malos caminos. Toda vez que una persona busque las bendiciones en lugar de buscar al dador de las bendiciones corre el peligro de cometer el mismo pecado.

Muchos quieren los dones, pero rechazan sus exigencias. Buscan el poder, pero rechazan la dependencia en humildad. Buscan la sanidad, la prosperidad y la unción, pero para la exaltación de su propio yo. ¿Quieres al Señor por lo que es o solo te acercas por intereses mezquinos? Que la luz del Espíritu Santo ilumine toda oscuridad que pueda existir en tu vida.