Una vida de intimidad con DiosSample

Entrega sin reserva

“...Jesús le dijo: ‘Sígueme’. Mateo se levantó, dejó todo lo que tenía, y le siguió. Ese mismo día, Mateo ofreció en su casa una gran fiesta en honor de Jesús...”, Lucas 5:27-29 (TLA).

Para ser discípulo de Jesús, Mateo debía dejarlo todo. ¿A cambio de qué? De nada. Jesús no le prometió cosa alguna, solamente lo invitó a seguirlo. Cualquiera de nosotros hubiera preguntado: “¿A dónde iremos Señor?”; “¿de qué viviremos?”. Casi siempre reaccionamos de esta manera. ¿No dijo Jesús que Él era el camino? Si sigues a Jesús un paso a la vez, siempre estarás exactamente en la voluntad de Dios.

Dios llamó a las personas sin revelarles detalle alguno acerca del futuro. A Pedro y a su hermano Andrés les dijo: “Síganme... Al momento dejaron sus redes y se fueron con él”, Mateo 4:19-20 (DHH). Con Jacobo y su hermano Juan hizo exactamente lo mismo, Mateo 4:21-22 (TLA).

La aceptación de Mateo a la invitación de Jesús implicó un gran cambio en su vida. Él no podía servir a Jesús quedándose en el lugar donde estaba. Debía hacer ajustes. Mateo tenía demasiado que perder, incluso mucho más que el resto de los discípulos. Era cobrador de impuestos para el gobierno de Roma. Su puesto era codiciado por personas materialistas amantes del dinero fácil, por lo que al momento de su renuncia ya habría unos cuantos disputándose su puesto de trabajo. Mateo sabía que en cuanto abandonara su negocio nunca más volvería a él. No había vuelta atrás. Se alejó para siempre de esa redituable profesión y nunca se arrepintió de la decisión que había tomado.

Nunca preguntó cuál sería su parte por haber dejado su ‘acaudalada posición’; en cambio, Pedro sí lo hizo: “¡Mira, nosotros lo hemos dejado todo por seguirte! ¿Y qué ganamos con eso?”, Mateo 19:27 (NVI). Fue mucho tiempo después de que Mateo tomara la decisión de dejarlo todo que supo del premio que le correspondía por haberlo hecho: “Todos los que por seguirme hayan dejado a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos o a sus hermanas, al padre o la madre, su casa o un terreno, recibirán cien veces más de lo que dejaron, y tendrán además vida eterna”, Mateo 19:29 (TLA).

No había intereses egoístas en Mateo. A diferencia de los discípulos, nosotros tenemos incontables ventajas, por ejemplo, sabemos de antemano que seguir a Jesús tiene sus beneficios. Aun así pareciera que cuesta mucho más que entonces encontrar verdaderos discípulos que estén dispuestos a renunciar a la comodidad para seguir el camino de la abnegación y la entrega total.