Una vida de intimidad con DiosSample

El poder de la obediencia

“...La ira del Señor se volvió contra Uza y lo mató por haber cometido el pecado de deshonrar a Dios tocando el cofre. Uza murió allí mismo delante de Dios” (1º Crónicas 13:10 PDT).

¿Cuál fue el pecado de Uza? ¿Habrá sido la excesiva familiaridad con el arca? Creció viendo ese ‘mueble’ en su casa y asumió que era ‘su derecho’ tratarlo como quería; pero su irreverencia lo condujo a un fin trágico. Así de irreverentes son muchos creyentes en su trato hacia Dios. Entran a los ‘empujones’ a su presencia, imponiendo opiniones y reclamando derechos de ‘hijos’, cuando deberían conducirse con gratitud y respeto. Dios no es un compinche, mucho menos un amigote. La familiaridad y cercanía con Dios no significa ser desconsiderados, groseros o atrevidos. ¡Renueva tu respeto por su santidad y asume una postura de reverencia ante su gloria!

¿Habrá tenido Uza la ‘buena intención’ de proteger el arca? No lo sabemos, pero nada alcanzó para protegerlo de la ira de Dios. El servicio jamás sustituye a la obediencia. Las cosas se hacen a la manera de Dios o no habrá bendición; es más, ¡podemos perder la vida!

Si tú quieres llamar la atención de Dios y ser anfitrión de su presencia muéstrate humilde, condúcete con un espíritu quebrantado y, por sobre todo, sé obediente. Aprendamos del día en que intentaron transportar el arca desde la casa de Abinadab hacia Jerusalén. Desde el rey y hasta el último siervo, todos entendieron que no se puede jugar con Dios. Él es paciente y misericordioso, pero también es Todopoderoso y tres veces Santo.

¿Cómo te relacionas con el Señor? ¿Reflexionas en sus atributos? ¿Eres consciente de su cercanía? ¿Comprendes que nada se oculta del Señor? Y nada es nada, ni siquiera el motivo más secreto, quizás desconocido para ti mismo. Proverbios 24:12 declara: “... ¿acaso el que pesa los corazones no comprende? ¿El que vigila tu alma, no lo sabe?...”, Jeremías 1998. Y Apocalipsis 2:23 ratifica: “...Yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona...” (NTV).

Reflexiona en el día de hoy y toma decisiones que te conduzcan al fuego del avivamiento; no al fuego del juicio.

“Oh Dios Santo, perdona cada pecado, cada queja, cada palabra descuidada, cada pensamiento errado. Siento tu presencia en este lugar y no quiero que mi insolencia desate juicio. Anhelo el fuego del avivamiento que limpia toda escoria y renueva la pasión santa. Oro en el nombre de Jesús. Amén”.