Una vida de intimidad con DiosSample

El poder del ejemplo

“Cuando... Mical, hija de Saúl... vio que el rey David saltaba y danzaba ante el Señor se llenó de desprecio hacia él... Cuando David regresó a su hogar... Mical, la hija de Saúl, salió a su encuentro y le dijo indignada: — ¡Qué distinguido se veía hoy el rey de Israel, exhibiéndose descaradamente delante de las sirvientas tal como lo haría cualquier persona vulgar!...Y Mical, la hija de Saúl, nunca tuvo hijos en toda su vida”, 2º Samuel 6:16-23 (NTV).

En tres oportunidades la Biblia se refiere a Mical como “la hija de Saúl”. ¿Por qué no dice “la esposa de David”? Porque la actitud de desprecio que tuvo antes su padre hacia Dios es la que exhibe ahora su hija. La actitud de indiferencia que tuvo Abinadab hacia el arca la tuvo su hijo Uza cuando la tocó. ¡Qué contraste con los hijos de Obed-edom! Todos ellos, incluso sus nietos (sesenta y dos en total) se convirtieron en hombres ilustres y valientes para Dios, 1º Crónicas 26:4-8 (NTV). Todos sus parientes (sesenta y ocho en total) fueron inspirados a servir al Señor, 1º Crónicas 16:37-39 (PDT).

¿Qué hacía Mical en el palacio cuando su esposo y todo el pueblo adoraban a Dios? La pasión de David hacia Dios había sido contagiada a toda la nación, excepto a Mical.

Mical representa a las personas que quieren disfrutar de los beneficios del palacio, pero poco le importa la alegría del rey. Es el prototipo de personas que anhelan posiciones de privilegio, pero no producen frutos, son totalmente estériles.

Mical no quiso celebrar con el pueblo y no compartió la alegría por la presencia de Dios. ¡Cuán a menudo sucede esto en las iglesias! Un pequeño incidente negativo hace que una persona se disguste primero y se sienta ofendida después. El desenlace fatal es cuestión de tiempo. Deja de congregarse, pierde el gozo, todo ‘lo observa a través de la ventana’ y, finalmente, cuestiona con actitud dura y crítica. Por favor, en este preciso momento mírate. ¿Tienes actitudes parecidas a Mical? Recuerda que la amargura y el resentimiento tienen el poder de llevarte a la esterilidad, 2º Samuel 6:23.

“Señor examina mi vida. Desarraigo toda raíz de amargura. Suelto perdón a todos los que me han ofendido y te pido que perdones todos mis pecados. Hoy renuncio al rencor, la crítica, la envidia y toda obra pecaminosa. Dame un corazón nuevo y tierno, y un espíritu recto delante de ti para alabarte y adorarte cada hora de todos mis días. En el nombre de Jesús. Amén”.