Día dos: La administración conforme a Dios produce crecimiento

Dios nos ha llamado a ser reyes (gobernantes) y sacerdotes (intercesores), y cualquier cosa que destruya o empañe cualquiera de estas posibilidades no proviene de Dios. Sin la administración responsable de la propiedad privada, se pierde la capacidad de autogobierno y productividad. Este es el efecto práctico del socialismo: destruye la capacidad de gobierno y la iniciativa personal del hombre. Dios nos ayuda a crecer dándonos responsabilidad, que comienza con el ejercicio de la autoridad sobre alguien, algún talento o tarea. Sin esto, pondríamos muy poco en práctica la verdad. La medida de mi madurez está directamente relacionada con la forma en que cuido lo que Dios me ha confiado.

Dios nos ha colocado en Su taller terrenal para ayudarnos a crecer y extender Su Reino. Los obstáculos dentro y fuera de nosotros forman las "pesas" que debemos levantar para hacer crecer nuestros músculos espirituales. La responsabilidad es la rutina de entrenamiento del Señor Jesús y de todos los subalternos de la franquicia que le siguen.

Dios nos ha dado a cada uno de nosotros al menos cinco activos por los que tendremos que responder ante Cristo:

1. Nuestro cuerpo físico
2. Nuestra conciencia
3. Nuestras relaciones con los demás
4. Nuestros talentos
5. Nuestras posesiones

Estos artículos son un préstamo del Señor, y debemos seguir la Palabra de Dios en su administración y devolvérselos con creces. El crecimiento está directamente relacionado con la responsabilidad, así que si no tienes nada bajo tu cuidado, ¡es difícil crecer! Examinemos dos bienes que Él nos ha dado para administrar.

Primero, dentro de su ambiente de trabajo, ¿cómo se relaciona usted con sus clientes, empleados y colegas? ¿Está potenciando y desarrollando sus habilidades y sabiduría? Una "empresa cristiana" no es simplemente una empresa honesta o que paga correctamente sus impuestos, sino que es una empresa comprometida con el desarrollo de los seres humanos porque ese es el corazón del Padre. Los buenos líderes ayudan a otros a descubrir los planes y visiones que Dios tiene para ellos (ver Proverbios 20:5).

Si quiere la bendición del Padre en lo que hace, usted pondrá por prioridad el descubrir los dones de los demás, salvos o no, y atraerlos al propósito para el que Dios los creó: no simples empleados o compañeros de trabajo, sino miembros de la asociación divina del Todopoderoso y Familia. Usted se debe ocupar de los asuntos del Padre. Cuando empiece a ayudar a otros a discernir sus dones y a cumplir su llamado por el poder del Espíritu Santo, los no salvos se salvarán y los salvos crecerán en madurez. De eso se trata el evangelismo económico y el discipulado.

En segundo lugar, la maduración en la administración de las posesiones es una parte importante de la formación en nuestra vida espiritual. Los buenos líderes ayudan a su gente a ser mejores administradores. Jesús reveló tres principios cuando dijo estas palabras:

El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho. El que es deshonesto en lo poco, también lo es en lo mucho. Por tanto, si no has sido fiel en las riquezas injustas, ¿quién te confiará las verdaderas? Si no habéis sido fieles en lo ajeno, ¿quién os dará lo que es vuestro? -Lucas 16:10-12

Crecemos: 1) de lo pequeño a lo grande, 2) de lo natural a lo espiritual, y 3) de administrar lo ajeno a administrar lo propio.

Dios, como sabio Patrón/Padre, lleva a Sus siervos a una comunión madura con Él mismo haciéndolos Sus compañeros de trabajo. La unidad viene de compartir metas, responsabilidades y tiempo juntos. La intención original de Dios siempre ha sido construir con nosotros. ¡Pensar que Él diseñó el orden creado para responder al cuidado del hombre es realmente asombroso!

Pensamiento del día: Crecemos cuidando a las personas y las cosas. El crecimiento está directamente relacionado con la responsabilidad.