«Mis Preguntas, Sus Respuestas»Muestra
«Identidad olvidada»
Hace un tiempo tuve un sueño, veía que estaba en una reunión, y que de repente entró un amigo, me miró con un gesto de desesperación y dijo: «¡Fabián, apúrate! ¡Tu hijo tuvo un accidente!» Mi reacción instantánea fue empezar a correr en un estado emocional, como el de quien recibe un golpe, y a pesar de no perder la conciencia, los pensamientos se agitan y entrelazan.
¿Dónde está mi hijo?, ¿qué va a ser de mí si le pasa algo? ¡Señor, abrázalo, sé que no es mío sino tuyo! ¡Esto es inmenso para mí, pero no se haga mi voluntad, sino la tuya! Mientras intentaba acomodar mi corazón a la soberanía y al amor de Dios, llegué al lugar del accidente, y observé los cuerpos de los amigos de mi hijo desparramados por la calle y el auto dado vuelta. En medio de toda esa situación, por la ropa y la silueta, distinguí a mi hijo. Mientras lo abrazaba comencé a orar, clamando a Dios por su vida. De pronto, abrió sus ojos. En medio de las lágrimas, le pregunté: «Hijo, ¿por qué subiste a ese auto?» «Porque me dijeron que si no subía era un cobarde», respondió. Cuando en mi sueño escuché esa respuesta, descendió sobre mí una visión de mi vida y de la iglesia de Cristo, que me hizo temblar. Entonces le dije: «Hijo, jamás permitas que nadie te diga quién debes ser. Eres hijo del Rey de reyes y Señor de señores. ¡Esa es tu identidad!»
Si no sabemos quiénes somos, no podemos actuar como debe ser. No podemos actuar como verdaderos hijos de Dios. Es un problema de identidad.
Actualmente, una gran parte de la iglesia está atravesando una crisis profunda de identidad. El analfabetismo bíblico reinante, hace de la iglesia una entidad propicia para que cualquier persona que se sienta fracasada o frustrada en la vida, pueda hacer carrera en ella. Se conduce a la gente a cualquier lugar y circunstancia, con tal que alimente sus deseos de una vida mejor. Las personas se buscan a sí mismas y desean, lo que deseaban cuando estaban sin Cristo, como si cambiaran de servidor y ahora Dios debe concretar lo que no pudieron lograr, cuando estaban sin Él.
Cada vez que miro hacia la cruz, siento vergüenza de ver en qué nos hemos convertido. ¿En qué momento olvidamos o decidimos ignorar, que Dios no viene a restaurar nuestras vidas pasadas, sino a «hacer todas las cosas nuevas», que si no hay arrepentimiento, no hay salvación, que si no muero, no hay nuevo nacimiento, y si no hay nuevo nacimiento, no puedo ver el reino de Dios?
Acerca de este Plan
Una mirada del autor de este devocional, a la cruz de Cristo, lo lleva a sentir vergüenza por la condición de la iglesia. Esta confrontación, desencadena en él una serie de preguntas, a las cuales, la respuesta del Señor no se hace esperar, lo despierta y reta a una nueva realidad.
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Nos gustaría agradecer a Fabián Liendo en convenio con El Centro Network por facilitarnos este plan. Para obtener más información, por favor visítenos en: http://www.elcentronetwork.com y http://www.facebook.com/Kyosko