Amado Bebé: un plan de 7 días, después de la pérdida de un embarazo Muestra

Un campo perenne de flores silvestres crece en mi patio frontal—bellezas rosa brillante, amarillo soleado y naranja vibrante se mueven con el viento. Las avejas de ulticaria descansan sobre los pétalos delicados y absorben el dulce néctar. Estas flores encantadoras no son solo atractivas, sino que también otorgan vida a las avejas y a los cultivos en nuestra granja. Las flores silvestres fueron creadas para ser despreocupadas y crecer donde sea que estén arraigadas. 

Nosotras, como hermanas en Cristo, somos muy parecidas a estas flores silvestres, ¿no? En nuestra fortaleza nutrimos a otros y radiamos amor. Somos atractivas, criaturas gloriosas. Anhelamos hacer crecer la vida y disfrutar de una existencia despreocupada, pero la pérdida de nuestro bebé cambia eso para nosotras, ¿no? 

Querida mamá, eres como este campo de flores silvestres. Eras tu yo brillante cuando de repente tu precioso hijo se fue al cielo. No hiciste nada para ocasionar esto, y aún así estás lejos de donde pensaste que tu vida sería plantada esta temporada. Ahora te estás sofocando. No te sientes ni te ves como tu antigua yo, ¿no? Apenas puedes cuidarte tú misma—mucho menos dar vida a otros. 

Tus propias raíces se han desecho. Te preguntas si emergerás de esta tristeza. 

Acércate mientras te digo: Llegarás al otro lado de la aflicción. Atravesarás un frígido invierno, pero eventualmente la primavera emergerá. Justo como las flores silvestres en mi campo, tú, también, obtendrás nuevas fuerzas de tu antigua yo y establecerás nuevas raíces y una vida nueva. Una nueva tú comenzará a emergir lentamente. “¿Cómo?” , te preguntarás. Dios dice que todos seremos una nueva creación y seremos moldeados en nuevas fuerzas a partir de nuestro sufrimiento.